Millennium Gate, puerta de entrada a Chinatown, al atardecer. Justo al otro extremo del barrio se encuentra...
...Chinatown Memorial Plaza, con su monumento a los trabajadores chinos que ayudaron a desarrollar Canadá.
Pues bien, al ladito de este último emplazamiento nos encontramos un restaurante muy chiquito, en un esquinazo, con capacidad para unas 12 personas, llamado Oyster Express.
El esquinazo del que os hablaba. Si bajáis la calle de la derecha llegáis a la plaza de la foto anterior. Dentro del pequeño restaurante, a través de la puerta, se adivina la barra; mesas altas junto a ella y la ventana, y tres mesas bajas en la esquina del fondo, a la izquierda. Un baño y se acabó el lugar.
Aquí veis el interior, con decoración chinesca, acorde con el barrio en que se encuentra.
Pues bien, si el local se llama Oyster Express, muchas dudas no tendréis acerca de lo que se come aquí, ¿verdad? ¡Ostras!
Responde a un tipo de establecimiento que no es tan común pero que poco a poco se va consolidando: el oyster bar asequible. Si un oyster bar ya es, de por sí, poco común (un establecimiento no muy grande, dedicado a las ostras y, generalmente, espumosos como el champán o el cava, en el que prácticamente no se sirve nada más), uno barato es de lo más raro (porque las ostras alcanzan precios absurdos en muchas ocasiones).
Canadá es un país bañado por tres océanos en los que desembocan multitud de ríos; como no podía ser de otro modo, la ostricultura es boyante, con multitud de variedades de este bivalvo. En Oyster Express se pueden degustar muchas de ellas, tanto de la costa occidental (cosa lógica estando en Vancouver) cuanto de la oriental.
En esta preciosidad de plato hay una decena de ostras, y todas ellas son de variedades diferentes, no hay ni una repetida. Cuando llegas allí miras en el pizarrón qué variedades tienen; se indica también el lugar de procedencia y el precio por unidad. Y, si quieres, te configuras una maravilla como la de la foto.
Podéis ver que, además del consabido limón (tremendo error desde mi punto de vista) hay otros acompañamientos: rábano picante (lo blanco de la parte superior del plato), algas, Tabasco y aceite infusionado con chile picante. Mi consejo: dejad que hable la ostra, no le añadáis nada.
Comerse una docena de ostras suele resultar algo prohibitivo en la mayoría de restaurantes, pero aquí el precio por unidad suele oscilar entre uno y medio y tres dólares canadienses, de modo que la docena sale, por regla general, por menos de 20 euros.
Además, tienen una selección formidable de cerveza local (en Vancouver hay ahora mismo una cantidad importante de micro-cerveceras haciendo las cosas muy bien), lo que evita que el maridaje dispare el precio. Todo esto se traduce en gente joven que puede ir con los colegas a comer ostras, alejándolas de esa idea elitista de que son un producto para ricachones y reuniones de negocios.
¿Qué pasa si a uno no le gustan las ostras? Mi primer consejo es que se busque otro restaurante, la verdad, porque son ganas de enredar; pero en el establecimiento son más listos y tienen algunos productos más, siempre dentro de la línea marisquera (no en vano se autodenominan Shellfish Paradise). Aquí tenéis un ejemplo:
Unas formidables almejas, bien gordotas, acompañadas de patatas fritas.
Así pues, un lugar muy recomendable si sois ostrícolas; de paso veis Chinatown, que es un destino turístico de primer orden dentro de Vancouver.
Oyster Express
Propietario: Shawn Chesney
296 Keefer st, V6A 1X5, Vancouver
+1 604 684 3300
https://www.oysterexpress.ca/index.html
Precio medio: 25 $
Pues me parece muy bien que a mí me dieran la oportunidad de tomar almejas con espumoso, uno va a los sitios a veces no por elección propia sino para acompañar. Es curioso, siempre que se habla de este y oeste, me tengo que situar mentalmente en el país para entender donde está allí oriente y occidente.
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