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lunes, 15 de abril de 2019

Bebercio fuera de Instagram

¡Sorpresa!

El año pasado en este mismo día empezaba Bebercio su andadura en Instagram; un año después, abandona. ¿Por qué?

La gente me insistió mucho en que metiera Bebercio en redes sociales, y nunca lo terminé de ver claro (yo mismo no las utilizo de forma personal), pero tanto me hablaban de Instagram y de la visibilidad que el blog lograría que me lo creí y creé la cuenta. Y la he mantenido durante todo un año, con una media de publicación de una entrada cada tres días (125 entradas, multiplicando por tres salen 375, es decir, da para diez días extra).

Y esto era, más o menos, lo que uno se encontraba en el Insta de Bebercio: su nombre, de qué iba, los cuatro gatos que lo seguían, y unas fotos interesantísimas, todas con su enlace a su correspondiente página del blog (que, por supuesto, nadie seguía).


¿Hay resentimiento porque en este año no me he hecho rico y famoso? Pues algo habrá, no nos engañemos. Pero, sobre todo, me han pasado otra serie de cosas negativas que me llevan a dejarlo, y que no tienen tanto que ver conmigo como con el medio en sí y el uso que la gente le da. A saber:

Para empezar, odio sentirme voyeur, y esta red social lo potencia hasta la náusea. La gente publica fotos en poses absurdas y con poca ropa, o de sus hijos menores sin pixelar las caras, o de con quién se enrollan o se dejan de enrollar, o de lo que pimplan o zampan o salen (aunque te hayan dicho horas antes que están enfermos y se quedan en casa)... A veces menos es más, y no quiero tanta información.

Luego, siguiendo con la cuestión de la información: no me gusta que el Zuck, el dueño final de todo esto, que va camino de convertirse en el jefe de Spectra o algo así, controle a todo el mundo a traves de esta red, de Whatsapp o de Facebook. Y ya lo está haciendo. No tengo red social propia en ningún lado, pero ya tiene demasiados datos míos a través de mi pobre Bebercio, y no me apetece darle más (y por la cara).

Y, finalmente, esto de las redes sociales supone una servidumbre tremenda. Hay que estar todo el rato mirando las tontadas que la gente publica, diciendo que te gustan aunque sea trola, sintiendo vergüenza ajena ocho de cada diez veces, viendo cómo nadie te sigue o te deja de seguir o que el que te sigue es solo para que le sigas tú... Un follón que, incluso con solo un post cada tres días, demanda más tiempo que uno que demandaba mucho. Y nuestro tiempo, creedme, es mucho más valioso.

Conclusión: la experiencia está hecha y el año está cumplido. Fin. Bebercio sigue como empezó cinco años atrás: como un blog, por y para vosotros. Y confío en que siga muchos más.

PD: no todo es malo, ahí queda (o eso me creo) el hashtag #elefantitospocholos, creado y mantenido únicamente durante todo este año por Bebercio y sus tres paquidermitos: Loxa, Koch y Birno.

¡Elefantitos pocholos y bebercio del bueno!


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