Camborio (con más de medio siglo)

Cuando catamos el oloroso Fandango os dije que era la última botellita de las encontradas en la alacena de mi amiga Ana: ¡me equivocaba! Resulta que quedaba, de la misma bodega Terry, esta botellita de fino.

El fino, como la manzanilla (y al contrario que el resto de generosos de Jerez), suele envejecer muy mal, y al cabo de poco tiempo se ha oxidado y estropeado (su crianza no es oxidativa, sino reductiva). No obstante, pese a no ser habitual, puede haber excepciones. Sí, esto ha sido un spoiler.

Camborio fino
Fernando A. de Terry SA
DO Jerez-Xérès-Sherry
¿%?
Catado el 13 de junio de 2019.

• Topacio limpio pero con posos (no, no es una contradicción: si dejáis que caigan al fondo los posos veréis que el líquido no es turbio). Irisaciones verdosas.
• Intensidad aromática media-alta: anacardo, almendra, tabaco, ceniza de habano, salchichón y otras chacinas. Recuerda más a un amontillado que a un fino, y no tiene defecto alguno en nariz.
• En boca empieza algo decaído, porque el cuerpo se ha venido abajo y la acidez está algo descompensada. No obstante, el paso es untuoso, con buen metal; y el final, muy largo y seco, trae notas de frutos secos y pan tostado. Es llamativo como se ha ido amontillando en la botellita, pese a lo chiquita que es (el corcho es el único que ha salido perfecto de todas estas botellitas de Ana, eso también influye).

Catavinos Popy Wine, Loxa y la cabezuelita de una pieza. Y la etiqueta salió completa para mi colección.

Ya sabéis que el amontillado empieza como un fino y, después, continúa como un oloroso: es decir, primeramente ocurre una crianza reductiva y, después (todo dentro de la bota), otra oxidativa. Bueno, pues la rareza de hoy es un proceso análogo, en el que la segunda fase (la oxidativa) tiene lugar no en la bota, sino en la botella. No solo es muy raro (hasta la fecha un servidor no lo había encontrado), sino muy agradable y, por tanto, digno de valoración positiva.