Buscar en Bebercio

Donar

domingo, 10 de noviembre de 2019

Petiscos e Granitos

La aldea lusa de Monsanto fue declarada en 1938 "la aldea más portuguesa de Portugal", signifique eso lo que signifique, y le dieron como premio el típico gallo portugués, en plata, que se puede ver ahora haciendo de veleta en el edificio más alto de esta población, la Torre de Lucano (aunque creo que dicho gallo es una réplica y no el original).

La torre con su gallo. Es obvio por qué se la conoce también como "Torre del reloj".


Al margen de títulos peregrinos, Monsanto es una maravilla que tenéis que ver (y trepar). Un pueblecito perdido, a trasmano de todo, cerca de la raya, encaramado a un risco, con tolmos, berruecos, bloques y cantos de granito que han ido desprendiéndose y conformando el relieve del pueblo entero.

Para que veáis que no exagero. Bajo los berruecos hay una casa, fijaos.


En lo más alto, un castillo templario; a medio camino, la aldea original entre peñascos, algo más abajo (pero ladera arriba igualmente), el pueblo nuevo. Y todo ello suma poco más de 800 habitantes, que no está mal, pero no dejan de ser cuatro gatos (que sí, que multiplicados por 200).

Lo que queda del castillo, desde el interior. El obelisco, que es un vértice geodésico, marca la cúspide del monte (Mons santus, Monte santo, Monsanto), a 758 m.


Dentro del pueblo se abrió el primer "geo-restaurante" de Portugal. De nuevo, no sé muy bien qué significa eso, más allá de que el local está construido prácticamente por completo entre gigantescos cantos graníticos, y de ahí su nombre: Petiscos e Granitos, esto es, "Aperitivos y granito".

Esta es la terraza trasera del geo-restaurante, y uno entiende lo de "geo" si de pedruscos se trata.
Si volvéis a ver la foto panorámica más arriba con detenimiento, reconoceréis, a la derecha, este restaurante y, a la izquierda, la Torre de Lucano. Todo encaja.


El restaurante es una taberna sencilla, con una terraza en dos niveles cuyas vistas son impagables, que sirve comida tradicional portuguesa, sobre todo de la región (Beira interior), muy pintoresca pero nada compleja ni, desde luego, costosa (no todo van a ser restaurantes con estrella). La sala principal es chiquita y los muros son los cantos de granito desprendidos; el resto de mesas está en las terrazas (la primera muy chica, con espacio para dos mesas; la inferior de mayor superficie, para eventos y grupos).

La minúscula primera terraza fotografiada desde la segunda. Mi recomendación es que intentéis comer en ella (la primera, chiquita), porque es una cucada a la par que impresionan la vista y las rocas.


Venga, vamos a ver qué se come aquí. Ya os adelantaba que es cocina regional, sencilla. Por cierto, estamos en Portugal, así que hay una serie de cuestiones básicas que uno debe conocer para no sorprenderse ni llamarse a engaño. Por ejemplo, los aperitivos que nos traen por defecto nada más sentarnos (olivas, queso, etc.) se cobran, no son por cuenta de la casa. Si uno no los quiere, hay que decirlo en ese momento (en España suele pasar eso con el pan: hay que decir que uno no lo quiere o, aunque esté intacto al final, lo cobrarán). Segundo: el café es excelente hasta en el último rincón, y este geo-restaurante no es excepción. Pero no adelantemos acontecimientos.

Estos son los aperitivos de los que os hablaba: croquetas de bacalao y queso de oveja, todo tipiquísimo portugués. El plato está grabado con el nombre y el logo del restaurante. Para los que, de tanto en cuanto, me acusan de ir solo a restaurantes caros, reparad en que el mantel es de papel. Se publican restaurantes que me han gustado; los precios son irrelevantes.


Polvo com queijo de ovelha: o, en castellano, pulpo con queso de oveja. Cuidado con los false friends: polvo es pulpo. El queso es el que habéis visto arriba, pero fundido al horno sobre las patas de pulpo. Todo acompañado de patatitas asadas.


Tiborna de bacalhau: plato regional de las Beiras donde los haya, la tiborna tiene su origen en la cata del aceite de oliva recién salido de la almazara: aceite untado en pan y, de repente, añadimos algo tan portugués como el bacalao desalado y unas patatitas. Y tenemos la tiborna.


Y para terminar, un café solo en la terraza, al sol, junto a un portentoso tormo granítico. Como os decía, y cual es costumbre en Portugal, el café es excelente. Espero que la moda de las cápsulas nunca cuaje allí.


Ya sé que solo hemos tomado dos platos, y de postre un café: también tenéis perdiz en escabeche (la especialidad de la casa), costeletas de borrego, costeleta de vitelão, bochechas de porco preto o bife à granitos; como podéis comprender (me consta vuestro dominio del idioma) todas esas son opciones que un servidor, que no come carne, no contemplaba. Fui con mi señor padre a este recóndito pueblo, y resulta que él tampoco es ya carnívoro. Así que tenemos pulpo y bacalao y café, me concederéis que más luso no se puede ser, pese al riesgo de caer en clichés.

Resumiendo: visitad Monsanto y ya, de paso, tomad algo en este restaurante, que no puede estar construido en un lugar más alucinante, es barato y sirve platos típicos regionales muy bien hechos.



Petiscos e Granitos
Jefe de cocina: João Soares
Rua Pracinha 16, 6060, Monsanto (Idanha-a-Nova)
+351 277 098 030
https://es-es.facebook.com/pages/Petiscos-E-Granitos/273145469454783


1 comentario:

  1. "Se tens um coração de ferro, bom proveito.
    O meu, fizeram-no de carne, e sangra todo dia." J. Saramago

    ResponderEliminar