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miércoles, 9 de septiembre de 2020

Val-Dieu blonde

Sin ser trapense, porque no la elaboran monjes de dicha orden bajo las estrictas medidas de la misma, la de hoy presume de ser una (incluso LA) auténtica cerveza de abadía, porque se sigue haciendo en la abadía y según la receta original.

La abadía sí es cisterciense, como las trapenses, pero estos últimos son cistercienses de la estricta observancia, una ramificación. Caramba.

Ocurre que la de Val-Dieu es la única abadía belga que sobrevivió a la revolución francesa, con lo que presume de llevar ininterrumpidamente en pie desde 1216. Es cierto que todas las abadías trapenses que elaboran birra en el mundo entero son muchísimo más recientes, unos 700 años más joven la que menos.

Esta abadía, que prometo intentar visitar, está en la provincia de Lieja, y este año, en nuestro periplo belga anual, le hemos dado caña a esa región y a su epónima capital. Así pues, he llegado a conocer esta cerveza, una de la media docena que elaboran, y que parece, efectivamente, tener razones para presumir de lo que presume (volved al principio: de ser la cerveza de abadía auténtica).

Estando por Lieja la he podido catar en dos ocasiones: la primera de barril, en un café alucinante en la isla de Outremeuse; la segunda de botella, en un lujoso hotel ubicado en un antiguo palacio en el casco antiguo. Soy así, disculpadme.

Val-Dieu blonde. Ale belga de abadía cisterciense. 6%

Catada el 24 de julio de 2020 en el Café Toussaint (1ª cata, de barril):
  • Dorada brillante, turbia, con crema blanquecina, densa y espumosa.
  • Levadura, limón, cáscara de lima, semilla de cilantro, acícula de pino, queso Edam e, incluso, calvados. Atención, amigos, el edam y el calvados son novedades.
  • Seca, chispeante, algo acuosa. No muy sápida pero firme, con amargor final medio.
Dice Koch que os fijéis en los artesonados, y que si vais a Lieja no dejéis de visitar el Café Toussaint.


Catada el 25 de julio de 2020 en el hotel Sélys (2ª cata, de botella):
  • Dorada, turbia, con irisaciones verdosas. Abundante crema nívea, espumosa y duradera.
  • Intensidad aromática media: gachas, manzana verde (nada de calvados), limón, pan. Mucho más vulgar la nariz embotellada.
  • Seca, con carbónico conspicuo. Cuerpo medio. Amargor escaso, persistencia reducida. La versión embotellada pierde mucho. 
Koch, con su prótesis que le permite viajar mucho mejor, os recomienda beberla de grifo y no de botella. Y visitar esta terraza, y la pequeñita de fumadores del hotel Sélys en Lieja. Harto recomendable, sita en un piso 7º, con vistas fabulosas.

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