Muy al principio de nuestra andadura, allá por el verano de 2014 (Bebercio nació esa primavera), estuvimos en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, echándole un ojo a las bodegas Barbadillo. Y, cómo no, catamos su manzanilla Solear.
En aquel momento os expliqué que Barbadillo fue la primera en sacar una manzanilla en rama, esto es, sin clarificar (deberíamos decir sin apenas clarificar, porque un mínimo sí se clarifica), pero catamos su buque insignia, totalmente clarificada, filtrada y estabilizada, para que dure un poco más (la manzanilla dura muy poco, enseguida se echa a perder).
Han pasado los años y vamos ahora a catar una de sus manzanillas en rama. ¿Por qué digo "una"? Porque tienen varias, claro. Sin ir más lejos, de esta manzanilla pasada (en lugar de dos años en bota tiene ocho. Se dice pronto: es multiplicar por cuatro) tienen cuatro sacas al año.
Estamos con "Solear en rama", que salió al mercado en 1999. Es manzanilla pasada, como acabamos de decir, y tiene cuatro sacas al año, como acabamos de decir (¿me estoy repitiendo?), así que lleva ya casi 90 ediciones.
¿Que qué es una saca? Pues cuando se saca el vino de la bota para embotellarlo, claro. ¿Que por qué cuatro? Para que apreciemos las variaciones estacionales que el clima ejerce sobre el vino. ¿La de hoy? Invierno de 2020.
Cada saca se embotella de forma independiente, y quien protagoniza etiqueta y contraetiqueta es una de las innumerables aves* que se pueden encontrar en Doñana. Igual pensáis que con cuatro etiquetas al año la cosa se va a terminar pronto, pero si tenemos en cuenta que hay más de 300 especies distintas, me da que ninguno vamos a ver el final de esta línea artística.
Esta es la laguna de Tarelo, en el Parque natural de Doñana (no el nacional, sino el que lo rodea), dentro del Pinar de la Algaida. ¿Y por qué os cuento esto, además de para dejar claro que he estado por allí? Pues porque es zona de paso y nidificación de numerosas especies (si ampliáis veréis que está hasta la bandera), y resulta que la más numerosa de ellas, por lo visto, es el pato colorado (Netta rufina).
¿Y por qué nos importa el pato colorado? Lo primero, porque es pocholísimo. Lo segundo, porque sois muy cultos y sensibles y os preocupáis por cualquier ser vivo, faltaría más, nadie lo duda. Lo tercero, porque sale en la etiqueta de nuestro vino, mirad:
Es el ave elegida para esta saca de Solear en rama. Nos aclaran (ampliad) que el pato colorado
"es un pato buceador con plumaje mullido y esponjoso. El macho se caracteriza por un plumaje castaño rojizo, negro y blanco y pico en rojo vivo. La hembra es más discreta de aspecto, con un plumaje en tonos pardos. En invierno se concentra en sus lugares habituales de reproducción, como son, entre otros, las marismas del Guadalquivir y el Parque Nacional de Doñana".
Y esos lugares habituales, evidentemente, incluyen Tarelo. Rollo de ornitología terminado, pasemos al de cata:
- Dorado verdoso, bastante limpio para ser en rama. Lágrima mínima, como corresponde al estilo.
- Intensidad aromática elevada. Muy mineral: hierro, yodo, tiza. Un montón de cuero limpio. También aromas verdes: oliva, hierba, rúcula. Por detrás hay una nota diminuta de miel.
- En boca es muy seca en el ataque, y finísima en el paso. Muy delicada, con notas vivas y salinas. El final, no demasiado largo, es muy seco, acídico y bastante tánico. Por vía retronasal llegan notas de humo y de piedra caliza. ¿Qué queréis que os diga? Es una maravilla.
*[Corrección a 27 de abril de 2022: no solo aves; cualesquiera ejemplares de fauna de Doñana].
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