Hace años, cuando hablamos de los feniletanoides del AOVE, os conté que el olivo es la variedad domesticada del acebuche o, lo que es lo mismo: el acebuche es la variedad silvestre, primigenia, del olivo.
La cuestión es que la acebuchina, que es la variedad silvestre de la aceituna u oliva, es muy chiquita y tiene muy poca carne: al domesticarse, a lo largo de los milenios, se han ido seleccionando las variedades que dan un fruto más carnoso y menos amargo, hasta llegar a la plétora actual de opciones.
Pero, ¿se puede elaborar aceite de acebuchina, que no de oliva? Pues sí, claro que se puede. Cuesta trabajo y rinde poco, pero se puede. Y de un tiempo a esta parte ha habido cierto interés y algunas almazaras se han liado la manta a la cabeza: hoy os traigo un ejemplo, desde el cortijo Virgen de los Milagros, en las estribaciones de Sierra Mágina (Jaén).
- Frutado muy alto: almendra cruda, tomate verde.
- Amargo medio-bajo. Llama la atención, esperaba mayor amargor. No es muy graso, tampoco, en su paso por boca.
- Picante elevado. Persistencia media-alta. Está muy bueno, y es muy fácil de entender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario