Todo parece indicar que este whisky ha sido discontinuado y que la casa Michel Couvreur ya no lo produce.
¿Y quién era Michel Couvreur? Pues un propio que pensó que el whisky dependía no tanto del lugar donde se producía o del toque del maestro cuanto de la maduración en barricas de roble. Así que se agenciaba güisquis escoceses y se los llevaba a la Borgoña, donde los maduraba en barricas de roble francés que previamente habían contenido vino de la región. Lo digo todo en pasado porque nos dejó en 2013, aunque su familia sigue adelante con el negocio que lleva su nombre.
El que hoy catamos pertenece (o pertenecía, más bien) a la gama de sus jóvenes, con tan solo doce años, y puede (porque la información brilla por su ausencia) haber sido elaborado en exclusiva para Meldrum House, un hotel de lujo (con campo de golf propio) en Aberdeenshire, Escocia.
Resulta que el hotel cuenta con un bar especializado en whisky que es la caña, y encarga güisquis a medida todos los años para sus socios. Así que, según parece, este de hoy es parte de esa idea y pertenece a una tirada limitada y numerada (la botella de esta cata es la número 630).
Pero, como hay tan poquita información, bien pudiera ser simplemente un etiquetado especial de un whisky de 12 años sin filtrar que ya tuvieran antaño y que ahora hayan discontinuado. Lo más probable es que quién sabe, que dice un célebre paleontólogo llamado Pepelu.
- Dorado ambarino, oleoso, algo turbio (por algo está sin filtrar).
- Intensidad aromática media. Mucha turba. Humo, umeboshi, cuero, limón seco, canela picante. Una nariz muy interesante.
- Seco, potente y muy umami. Astringencia media, acidez justa. Final secante, alcohólico, muy (pero que muy) ahumado. Persistencia elevada, cálida. Muy majo.
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