Malmö es la tercera ciudad (en términos poblacionales) de Suecia, y queda al otro lado de Copenhague respecto al estrecho de Øresund, que comunica el Báltico con el Atlántico; ambas ciudades están conectadas por un puente, epónimo con el estrecho, que es una obra de ingeniería para quedarse boquiabierto.
He aquí una instantánea del puente, en la divisoria entre mar y cielo, tomada desde el mismo lugar al que en breve acudiremos.
Malmö es conocida, además de por las cosas recién mencionadas, por el Turning Torso, un peculiar rascacielos de 190 m que gira sobre sí mismo 90º desde la base hasta la azotea, y que es una de las escasas obras de Santiago Calatrava que no ha ocasionado accidentes ni desperfectos (aunque sí duplicó con creces el coste programado, otra de las señas del autor).
Vuestro sumiller de cabecera en Ribersborg, que es un barrio con playa y parque (el parque que veis) de Malmö, con el Turning Torso al fondo.
La playa de Ribersborg es la playa de la ciudad, una playa que, como os decía, está entre el mar y el parque; los perros corren libres, la gente se puede bañar (desafiando las aguas gélidas) y no hace falta caminar mucho desde el centro.
Aunque solo se ve la esquinita de playa no cubierta por el agua, os hacéis una idea. Al fondo, el omnipresente rascacielos. Vaya día bueno hacía.
En fin, a lo que estamos: paseando por esa playa, más o menos a un kilómetro del Turning Torso, se encuentra uno con un muelle de madera que lleva a un interesantísimo edificio de finales del s. XIX que alberga unos baños públicos al aire libre.
El muelle y, al fondo, los baños. Peaso fotos hago, oiga.
Los baños, nudistas, consisten fundamentalmente en varias saunas (seca, de leña y de aceites esenciales) que van desde los 75 a los 110º C; también hay piscinas de agua marina y accesos a mar abierto. El agua del Báltico es muy poco salada y esto se nota en el estrecho, donde se ubican los baños (aunque los pelos de león de vuestro sumiller en la foto de más arriba indican que sal sí hay, aunque sea poca).
Un detalle de los baños: en primer término, una piscina natural con una barquita; detrás, vestuarios individuales para quedarse en pelota picada. Por razones evidentes no hay más fotos del interior.
¿Y por qué os cuento todo esto en Bebercio, aparte de para dejar sentado que me gusta sudar, la natación y el nudismo? Pues porque Ribersborgs kallbadhus (que significa en sueco "baños al aire libre de Ribersborg") cuenta también con un magnífico café, que es lo primero que nos encontramos tras el muelle de madera, y al que se puede acudir sin necesidad de bañarse, tomar saunas ni empelotarse, y que merece con creces la visita.
El interior del café, que nos recibe nada más traspasar el umbral. A derecha e izquierda tenemos sendas...
... terrazas donde tomar algo en días buenos como el de la foto.
...americano, cuyo grano es de la marca Zoégas, tal vez la más reputada de Suecia. Carl Zoéga y su esposa Maria se fueron en el s. XIX a Brasil, donde él se cambió el nombre a Carlos y desde donde volvieron con grano y montaron un establecimiento en Helsinborg.
Tienen asimismo un excelente café de filtro, también de Zoégas. Por cierto, uno puede llevarse su cafelito consigo al interior.
Como no solo de café vive el hombre, también se puede comer algo: por ejemplo este smörrebröd vegetariano (que no vegano, porque lleva queso); plato nacional danés (donde se llama smørrebrød) consistente en un "bocata abierto", esto es, no hay dos láminas de pan sino solo la inferior, normalmente untada de mantequilla; pero no es una simple tostada porque el pan no se ha tostado. Pan con cosas.
Ribersborgs kallbadhus
Limhamnsvägen brygga 1, 21759, Malmö
+46 040 260 366
Americano: 35 kr / Menú del día: 140 kr
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