¡Feliz Navidad!
En estas fechas es habitual brindar con espumoso, así que aquí os traigo uno para festejar junto a vosotros.
Fundada en 1825 en Châlons-en-Champagne, la casa Joseph Perrier no tiene nada que ver con otra casa de champán bien conocida y con idéntico segundo nombre, a saber: Laurent-Perrier. Nada que ver, qué cosas.
La de hoy es una casa familiar que va por la sexta generación, y que tiene un buen número de champanes con nombres no tan ditintos, así que hay que andarse con ojito.
Hoy vamos con la gama básica, a la que llaman, de forma un tanto engañosa, Cuvée Royale. Serán republicanos y le dan a los reyes lo mínimo, cosa que me parece bien. En esa gama básica este es el único blanc de blancs (ya sabéis, 100% chardonnay). Pero atención, que en una gama superior llamada Esprit de Victoria (yo qué sé) tienen otro blanc de blancs peeeeeeero... no es brut sino extra brut. Y, encima, sale con añada, mientras que el nuestro de hoy no.
Fuera de estos dos, hay un blanc de noirs (solamente pinot noir sin contacto con los hollejos) de terruño, varios polivarietales y un cuvée de prestige llamado Joséphine que... también es polivarietal.
¿Y todo este rollazo a qué viene? Pues a que no quiero que se me diga que el nombre del vino no es correcto, porque si tal y pascual y que si hay otro monovarietal de chardonnay de la misma casa y no sé cuántos. Mis disculpas por tanta literatura, esto parece el prospecto de un medicamento.
- Amarillo pálido, con burbuja fina pero visible.
- Intensidad aromática media: brioche, bizcocho, masa de pan. Muy secundario. Hay también un deje de manzana reineta.
- Como anunciaba la fase visual, el carbónico es muy suave en boca. Ataque seco; paso amplio, vivo. Final largo, ligeramente amargoso, con renovadas notas de brioche. Muy majo en su sencillez.
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