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martes, 29 de abril de 2014

Grans Muralles 1998

Hoy la entrada llega un poco tarde porque he tenido día movidito. Hemos ido a celebrar la jubilación de mi madre (sí, 65 primaveras ya, quién lo diría con lo jovencísima que está) y el lugar elegido ha sido Arola Gastro, nada menos. Dos estrellitas del señor Bibendum para Sergi, y hemos llevado al descorche la joya de la corona de Torres, nada menos que del 98.

Un gran vino en un gran restaurante. Fijaos qué turbio.


Para los que no lo sepáis: descorche es la posibilidad que algunos restaurantes (majísimos) dan de llevar uno el propio vino desde casa. Normalmente cobran una pequeña cantidad por el hecho de servirlo, algo que puede ser muy sencillo o, como hoy, más complicado por tratarse de un vino antiguo, con un corcho delicado que se puede romper (de hecho se ha roto), con posos (por lo que habrá que decantarlo), etc. La opción del descorche es muy interesante porque si consigues vinos por ahí (como es mi caso) te ahorras una pasta.

El vino que nos ocupa hoy cuesta más de cien pavos en tiendas, así que imaginad lo que puede llegar a valer en restaurantes de postín, como era el caso. Una jartá, mi arma. Por eso siempre pregunto si admiten descorche. Cada vez son más los restaurantes que sí, y el precio varía: en La Bombi (Santander) no nos cobraron nada; en el Gastro, hoy, han sido 20 eurípides. Fiesta variable.

En algún momento haré una reseña del restaurante (bien chulo, hemos comido de cine, y muy bien atendidos), pero hoy me voy a centrar en el vinazo (ediciones limitadas, botellas numeradas):

Grans Muralles 1998
Miguel Torres SA
DO Conca de Barberà
14%

Catado al descorche en Arola Gastro el 29 de abril de 2014 (1ª cata, botella nº 20602):

  • Granate turbio con ribete ocre.
  • Muy complejo: cacao, fruta roja (fresa), arrope, vainilla, zarzaparrilla, nota furfural, cáscara de naranja. Pimienta de Cayena, tomate, romero, manzana caramelizada (de esas de los parques de atracciones), mermelada de mora...
  • Suave, no muy denso, potente, tánico, estructurado, elegante y largo. Notas de hojas amargas (rúcula, diente de león), tomate dulce y tabaco. Delicioso.
El sumiller, muy amable, se ha tomado la molestia de despegar la etiqueta (a petición mía) y presentarla en una carpetita con el logo del restaurante. En primer plano, el centro de mesa.


Actualización a 27 de mayo de 2020: seis años después, he conseguido catar otra botella de esta misma añada (qué suerte). Así podemos comparar cómo le ha afectado esa media docena de primaveras (os recuerdo que ambas catas son independientes, nada de releer la primera a la hora de hacer la segunda).

Catado el 26 de mayo de 2020 (2ª cata, botella nº 22703):
  • Granate opaco con ribete teja y muchísima lágrima.
  • Intensidad aromática media-alta: fruta roja pasada, arrope, furfural, especias golosas (almendra, nuez moscada), carne de membrillo, arcilla...
  • Suave y fresco, con ataque delicadamente pungente. Amplio, con buen metal en el paso. Final de persistencia elevada con taninos medios. Grande.
En esta segunda ocasión no había tanta turbidez.


Al comparar ambas catas vemos que se ha mantenido muy constante a lo largo de estos años (siempre bien conservado): el color granate es una constante, las notas de fruta roja, de arrope o furfurales, las especias... En boca siempre suave, con estructura, taninos bien pulidos y persistencia elevada. Así da gusto.

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