Vamos de momento con el Negralada, en su añada de 2011, la más recientita. La uva tempranillo es la reina de las tintas españolas, y recibe un montón de nombres en función de dónde nos encontremos: cencibel en La Mancha, ull de llebre en Cataluña, tinto fino o tinta del país en Ribera del Duero, aragonez o tinta roriz en Portugal... Es muy maleable, con un carácter no exageradamente marcado como, por poner un ejemplo, el de la cabernet sauvignon; esto hace que en manos de un buen enólogo pueda dar maravillas únicas, mientras que en las de uno mediocre sea muy neutra. A ver qué han hecho en Abadía Retuerta:
Abadía Retuerta Pago Negralada 2011
Abadía Retuerta SA
VT Castilla y León
15%
Catado el 15 de diciembre de 2014.
- Picota cubierto, ribete violáceo. Mucha lágrima. Como los otros dos vinos de la misma casa que ya hemos catado, tiene muchísima extracción.
- Intensidad aromática media. A copa parada, notas primarias de bayas negras: grosella (negra, claro), mora, arándano. Tras agitar, surgen aromas terciarios de tabaco y nuez moscada; también lavanda. Recomiendo decantarlo para que abra toda esta gama aromática que hay tras la fruta negra.
- Potente aunque suave y fresco. Paso amplio y envolvente. Final con muy buenos taninos, de persistencia elevada y recuerdos de café. Muy rico, y claramente mejorará con los años. Estaría bien volverlo a probar después de 2019.
De los tres pagos de Abadía Retuerta, este es el que más me ha gustado (insisto, aún queda el petit verdot por probar, pero ya es otra gama superior). Nota a 18 de septiembre de 2019: ya lo hemos catado en abril de este año, aquí lo podéis ver.
Fijaos en la fiesta que se han montado los elefantitos (¡Yupiiiiii!)
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