Hoy estamos ante una edición muy limitada: tan solo 900 botellas de 75 cl se han embotellado de esta alucinante cerveza, y muchas de ellas se las ha quedado el restaurante 't Zilte, de Amberes (del que hablaremos en breve). Curiosamente no es allí donde la he probado, sino en la cervecería madrileña Irreale.
De la casa Rodenbach hemos probado ya algunas maravillas, particularmente la Vintage 2012. Esta que hoy nos ocupa fermenta en barricas de roble, y en ellos envejece durante dos años. Tras estos dos años se macera con frutas: cerezas, frambuesas y arándanos.
Nota a 19 de septiembre de 2020: he tenido ocasión de catarla de nuevo en Chinaski, Lavapiés, con el mismo formato de 3/4 pero una presentación totalmente distinta. Parece que ha cuajado y se vuelve a producir, aunque tengo entendido que ahora la producción es mayor y usan siropes en lugar de fruta natural. En cualquier caso, nosotros podemos comparar catas. Por cierto, para cuando tuvo lugar la segunda cata, ya no existía Irreale, donde tuvo lugar la primera. Cómo hemos cambiado, que cantaban Presuntos Implicados.
Rodenbach Caractère Rouge. Cerveza roja de Flandes envejecida en barrica. 7%
Catada el 30 de mayo de 2015 en Irreale (1ª cata):
- Rubí cubierto con crema beige efímera.
- Hibisco, fresa, frambuesa, cereza, chocolate con leche.
- Muy vinosa. Acidez muy marcada, boca muy seca. Persistencia media. Muy rica.
- Color de pomelo rosa. Turbia, sin apenas crema.
- Intensidad aromática media: fresa ácida, levadura, frambuesa, arándano.
- Muy seca pese a la nariz golosa. Acídica en el paso, que desemboca en un final breve, seco y sin amargor.
Comparando ambas catas vemos algunas similitudes y algunas diferencias (no entremos en las diferencias estéticas, que son más que evidentes).
En la fase visual, podéis verlo vosotros mismos (ambas fotos están tomadas con luz natural), el color era más rojizo antaño y más anaranjado hogaño. La retención de la crema ha disminuido y la turbidez ha aumentado.
En fase olfativa las cosas están más equiparadas: hay un predominio clarísimo de bayas rojas, como el propio nombre de la birra ya anticipa: la fresa y la frambuesa se repiten a las claras. Es verdad que había más notas lácticas antes y mayor predominio de la levadura ahora.
Finalmente, en la fase gustativa las cosas también están muy a la par: sequísima, muy acídica y sin amargor. La persistencia ha disminuido algo, pero nada del otro jueves. Resulta curioso que sea la fase visual la que de verdad haya cambiado y que, no obstante, olfato y gusto sigan constantes.
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