El 17 de marzo se celebra la festividad de este santo, el patrón de Irlanda. Esa es la razón por la que tanto ayer como hoy estamos catando birra irlandesa; no se me mosqueen los enófilos, que el vino volverá (siempre estamos equilibrados entre vino y cerveza en Bebercio, ya lo sabéis).
La cerveza irlandesa por antonomasia es Guinness, una stout dublinesa celebérrima en todo el mundo; hay unas 60 diferentes, elaboradas en cantidad de países y para cantidad de gustos diferentes; la que hoy probamos es en teoría la original (así lo indica el nombre), pero no: la versión de grifo original de verdad solo tiene 4,2%. Esta que probamos hoy es la versión de la original que se embotella para Europa continental, con mayor grado: 5% (por eso lo especifico en el título de la entrada). ¿Os habéis perdido? No es raro con Guinness, ya os digo que sacan mogollón de variaciones.
Fundada en 1759, es decir, con más de 250 años a las espaldas, la fábrica lleva en el mismo lugar (St James's Gate) desde entonces. Llegó a ser la mayor fábrica cervecera del mundo y, aunque hoy no lo sea ya, sí es la mayor productora de stout que existe. Además tiene una larga asociación con varias cuestiones en principio ajenas a la cerveza: el libro Guinness de los records, el comienzo del Camino irlandés de Santiago, rugby y otros deportes o, como celebramos hoy, el día de San Patricio (Lá Fhéile Pádraig en gaélico irlandés, por cierto).
Así que ya sabéis: si os apetece celebrarlo, vestíos de verde, acercaos a un pub y tomaos una pinta de esta cervezuca. Seguro que os darán un gorro espantoso y gigante y terminaréis cantando a voz en cuello temas patrios irlandeses. Yo pienso hacerlo dentro de un rato, claro (por mor de la sumillería, obviamente).
Guinness Original. Stout irlandesa. 5%
Catada el 17 de noviembre de 2013 (1ª cata):
- Marrón oscurísimo, casi negro, de capa muy cerrada y crema color hueso.
- Aromas típicos de maltas torrefactadas: café, paloduz, jugo de carne (de esos de Maggi).
- Suave, algo acuosa y con poco cuerpo. Final breve con notas torrefactas.
- Negro cerrado con irisaciones rojizas. Crema color hueso espesa.
- Aromas, de nuevo, torrefactos: Maggi, Juanola, café. También algún punto metálico.
- Suave y ligera, con final amargoso no muy largo.
La crema de esta cerveza, al contrario que en el caso de su equivalente de grifo, es de lo más feo: pegajosa y con burbujas gigantes.
Comparando ambas catas vemos que estamos ante una cerveza tremendamente oscura (negra y cerrada), con aromas predominantemente torrefactos y que en boca es mucho más sencilla de lo que cabría pensar a partir de las fases visual y olfativa: es ligera, algo acuosa y no muy persistente; todo esto, junto a su suavidad, la hace muy fácil de beber; tal vez esa sea la clave de su éxito.
Sus aromas torrefactos le permiten maridar muy bien con café espresso o con chocolate negro, algo que os recomiendo probar. Aquí tenéis un ejemplo:
Por cierto, la que veis en esta foto sí es la Guinness original de grifo (qué preciosidad de crema), de la que ya habrá tiempo de hablar. Pero no quería dejar de recomendaros este maridaje con apoyo gráfico.
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