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sábado, 27 de abril de 2019

Kripta 2008

Que la bodega de cava Agustí Torelló Mata nos gusta es algo de sobra conocido en Bebercio: elabora cavas muy ricos, muy interesantes y, por regla general, muy ajustados de precio.

Digo aquello de "por regla general" porque hoy vamos a catar la excepción: su portaestandarte, el cuvée de prestige de la casa: Kripta. Un brut nature gran reserva (cinco años de crianza, ojito) elaborado a partir de viñas viejas solo de las variedades locales clásicas (xarel·lo, macabeo y parellada) sin concesión alguna al afrancesamiento (achampanamiento, podríamos decir) que se vive en el sector.

La botella es muy curiosa y reconocible, a la par que incómoda: recuerda a un ánfora y, por tanto, no tiene una base estable para apoyarla. Una vez sacada del estuche, la única forma de mantenerla erguida es en cubitera (o con implementos extraños, pero es más habitual tener una cubitera en casa). La etiqueta, obra de Rafael Bartolozzi, también juega con motivos grecorromanos (que se repiten en la cápsula, esto es, la chapita que hay entre morrión y corcho, y que es objeto de coleccionismo).

He aquí una foto antigua de la citada cápsula, tomada a baja resolución cuando anduvimos por DiverXO antes de que recibiera la tercera estrella.


Aunque resulta evidente que ya lo probamos hace años, debí traspapelar la cata y no había tenido la oportunidad de traéroslo hasta ahora. En este caso lo catamos en el restaurante 99 Sushi Bar, del que hablaremos en breve. Tanto en aquel restaurante cuanto en este se prueban platos muy distintos entre sí, con profusión de sabores y, en ambos casos, con predominio del umami. Para casos así un buen cava es siempre una solución magnífica: un todo-terreno que marida desde los aperitivos hasta el principal (no con los postres, que hablamos de un bebercio muy seco).

Kripta 2008
Agustí Torelló SA
DO Cava
11,5%
Catado el 22 de abril de 2019.
  • Amarillo pajizo, limpio y abierto, sin apenas burbuja visible y con lágrima media.
  • La nota aromática más destacada es la de miel. Acompañándola, tenemos otras de pan tostado, flores blancas, hueso de oliva verde y grosella espinosa (gooseberry). 
  • Seco, con carbónico que, pese a ser suave, se nota y, junto a la acidez viva, le da un paso por boca vibrante y que limpia. Cuerpo bajo. Final de persistencia elevada con taninos perfectamente pulidos y equilibrados. Muy bueno.
Al no tenerse la botella solita en pie, tuve que pedir al amable sumiller del 99 Sushi Bar que la sostuviese mientras un servidor la fotografiaba. No es la mejor foto, no quería hacerme demasiado pesado. Eso sí, aquí tenéis...

...la botella más de cerca, porque en la foto anterior enfoqué el cava en la copa, y la etiqueta no se apreciaba mucho. No es que aquí sea la bomba tampoco, la verdad. Las prisas, ya se sabe.


No os he hablado casi nada del precio: solo que no iba a estar muy ajustado. Efectivamente, es el cava más caro de la bodega; esta añada suele andar por los 50 lereles (lo he visto desde 45 hasta 55 en tiendas). Pese a la categoría del restaurante, no se subieron a la parra y lo tenían en la carta por 65 €. Se agradece, porque los vinos en restaurantes otras veces suponen todo un rejonazo.



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