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lunes, 15 de julio de 2019

La Quincaillerie

Hace un par de años comimos en un restaurante amberino llamado Dock's, que parecía sacado de una novela de J. Verne o de una película steampunk.

Del mismo grupo (Pleasures) tenemos en Bruselas otra joyita de restaurante, interesantísima asimismo desde el punto de vista de las soluciones arquitectónicas y decorativas, y con un gran énfasis en el marisco.

Interesantísima arquitectónicamente... ¿y eso? Pues porque hablamos de una antigua ferretería (o, como el nombre indica, una antigua quincallería, es decir, una tienda de quincalla, que es el "conjunto de objetos de metal, generalmente de escaso valor, como tijeras, dedales, imitaciones de joyas, etc." según la RAE), diseñada en 1903 por el señor Pinto, un estudiante de Victor Horta, cuya casa-museo se encuentra a cuatro pasos.

Esta es la casa de Horta, el mismo día que fuimos al restaurante.


El restaurante como tal abrió sus puertas hace tres décadas, y tuvieron el buen gusto de conservar muchos elementos de arquitectura modernista de la ferretería original, desde un gran reloj que preside el espacio hasta los cajoncitos para guardar, ordenada, la quincalla. Estos elementos, no nos olvidemos, tienen ya más de un siglo.

La sala principal, con el reloj del que os hablaba. Sí, son tres pisos, y el lucernario y la distribución permiten que haya luz natural en todos.


Desde el reloj está tomada esta foto. Además de las partes superiores, podéis ver el acceso, con la barra a un lado y el oyster bar al otro. Y muchos cajoncitos por las paredes, como también os decía antes. ¿Queréis verlo más de cerca? Un momento...


...voilà. A la izquierda la barra de ostras; a la derecha la de bebidas.


Y, desde la última planta, un buen detalle de las paredes cubiertas de cajoncitos.
Podéis ver las mesas en el entresuelo. Ah, a propósito del entresuelo, ¿sabéis que hay tras el gran reloj?


¡Este reservado tan coqueto! Ocupa lo que antaño fuera el despacho del dueño de la tienda.


Obviamente, dadas las circunstancias, me he extendido mostrándoos el establecimiento, pero hemos venido a comer, ¿verdad? Que para eso es una entrada de restaurante.

Bien, ya os decía que, al igual que Dock's, se especializa en marisco y pescado de temporada. Así pues, y sin mayores dilaciones, empecemos.

Estando como estamos en Bélgica, no podían faltar los espárragos, por los que los belgas sienten devoción. En este caso, espárragos blancos con salsa mousseline y quisquillas. La mousseline es una derivación de la salsa holandesa, a la que se añade nata.
 
 
Otro entrante que nos encontramos dos años después (este es un restaurante al que merece la pena volver si se tiene la ocasión) es este huevo a baja temperatura con Boletus, alubias, espinaca y trufa negra laminada. Aquí los que hablan, lógicamente, son los hongos.
 

Lubina a la plancha con verduras, patatitas, tomate al horno y salsa de cebollino. ¡Oiga! ¡Que no veo el pescado por ninguna parte! Cierto, es que viene oculto por tanta verdura, pero estoy en todo, tranquis...


...desenterrado. La foto está enfocada de aquella manera, no me regañéis porque las verduras más próximas salgan borrosas, que no hago fotos con móvil sino con cámara tradicional, y no saca todo artificialmente enfocado. Excusas, excusas. Bueno, la anterior y la siguiente quedaron geniales, ¿no? Excusas, excusas...
 
 
Andando los años, en 2021, habían evolucionado este tipo de plato y eliminado tanto juego del escondite: bacalao con compota de hinojo y tomate, tartar de calabacín, patatitas y berro. Hablando del andar de los años: de 2019 a 2021 no han tocado los precios, siguen idénticos en los platos que no son nuevos.


He aquí el tesoro de La Quincaillerie: le plateau de la mer, una verdadera maravilla para quienes gustamos del marisco. Nueve formidables ostras, de tres tipos: tres Kara Savi nº 4, tres Fin de Claire nº3 y tres Creuse d'Isigny nº3. Como ocurriese con el plateau Dock's (que tenía seis y no nueve), las ostras vienen flanqueadas por crustáceos y moluscos varios: del lado de los primeros, dos langostinos, dos cigalas, camarones y medio buey de mar; de los segundos, bígaros, buccinos y, en el centro de la foto, una almendra de mar (Glycymeris glycymeris).
 
 
Si os queréis gastar un poco menos, o no sois tan aficionados a los crustáceos pero sí a los moluscos, tenéis le plateau Quincaillerie: dejáis las ostras, los bígaros, los buccinos y, según la ocasión, subís a dos almendras de mar o no ponéis ninguna; pero del lado de los crustáceos solo nos quedamos con los camarones y los langostinos (eso sí, estos últimos han subido de dos a seis. Y los buccinos, que eran tres, ahora son más de media docena). Foto un tanto oscura, mis disculpas. Excusas, excusas... [Actualización a 27 de mayo de 2023: he vuelto, he pedido el mismo plato y he repetido la foto, así ya no está oscura. Todo por vosotros].
 

Tras comer opíparamente, continuamos con un sorbete de limón al vodka. No es el clásico cóctel Coronel, sino las tres bolitas que veis, completas, bañadas en destilado. Muy refrescante y digestivo, un buen prepostre para limpiar la boca antes de...
 
 
...este Éclair macaron con fresas de Wépion, pistachos y coulis de sandía y pimienta. Una auténtica bomba calórica.
 

Por cierto, con esta entrada hemos llegado a los 75 restaurantes en Bebercio.


La Quincaillerie
Jefe de cocina: Pedro Díaz
Rue du Page 45, 1050, Bruselas
+32 25 339 833
https://www.quincaillerie.be/en/
Plateau de la Mer: 53 € (1 p.) / 99,50 € (2 pp.) // Plateau Quincaillerie: 41 € (1p.) / 75 € (2 pp.)


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