De los tintos madrileños Puerta de Alcalá hemos catado el joven y el crianza, parece lógico que vayamos ahora con el reserva. Lo curioso es que los tres pertenecen a la añada de 2016, aunque los hemos ido catando a lo largo de los años.
Es lógico, si os paráis a pensarlo: el joven al año siguiente, el crianza con sus ocho meses en barrica (y botellero hasta completar dos años) y el reserva con sus 15 meses de barrica (y botellero hasta los tres años). Estos tiempos son los que la bodega elige, os recuerdo que para llevar la etiqueta de crianza o reserva hay que cumplir unos mínimos, pero los máximos son cosa de cada cual.
Ventaja: 2016 fue una añada excelente para los vinos de Madrid, así que el punto de partida no solo ha sido homogéneo, sino inmejorable. Es cierto que la gama Puerta de Alcalá es una gama barata, así que no estamos ante las insignias de la bodega, pero que el punto de partida sea excelente siempre es bienvenido.
- Picota, capa cubierta, ribete violáceo.
- Intensidad aromática media. Empezamos con defectos, y no solo uno: al mercaptano (alcantarilla) se une el escobajo. También hay fruta roja, pero ensombrecida por lo anterior.
- Fresco y potente en el ataque, aunque a medida que pasa por la boca se vuelve agresivo, verde y demasiado tánico. Malo.
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