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miércoles, 16 de marzo de 2022

Steam Brew Imperial IPA

Dentro de nuestra afición a catar cervezas de marca blanca (afición despertada por un comentario de M., uno/a de los cinco o seis lectores de Bebercio que dejan comentarios, benditos seáis) vamos con una serie muy curiosa y, la verdad, bien pensada que ha sacado Lidl.

Se la encargan a la Privatbrauerei Eichbaum Mannheim que, como su nombre indica, está en Mannheim, Alemania. De momento tienen siete distintas, todas en formato yonkilata y con un tema común que el nombre de la gama indica: Steam Brew.

¿El tema común es que son todas cervezas al vapor? ¿Elaboradas en la costa occidental yanqui según procesos antiguos? ¡No! El tema común es el steampunk. ¿Mande?

A ver, cierta recapitulación literario-cinéfila-comiquera (y videojueguil). Con obras tan importantes dentro de la ciencia-ficción como Neuromancer, de W. Gibson, Blade Runner, de R. Scott (basada en una novela de P. K. Dick), o Akira de K. Otomo, aparece y se consolida un subgénero llamado cyberpunk (sí, me he dejado fuera muchas referencias, incluso anteriores, perdón).

El cyberpunk es un subgénero de ciencia-ficción en el que se plantean futuros distópicos en los que se mezclan tecnología punta y vidas marginales ("anda, como Matrix". Pues ni más ni menos, buen ejemplo). Todo esto, sin ir más lejos, lo podéis encontrar en Wikipedia, por supuesto; no obstante, os recomiendo encarecidamente Neuromancer, Blade Runner y Akira. Y he predicado con el ejemplo previamente, no son palabras huecas, por supuesto.

Bueno, el caso es que a raíz del éxito de este subgénero, aparecieron variaciones sobre el mismo tema: una tecnología desarrollada más allá de lo que lo está en el momento de escribirse / filmarse / dibujarse / programarse la obra, un mundo distópico y protagonistas marginados. ¿Por ejemplo? El steampunk. ¿Mande?

Vale, es la segunda vez que os dejo igual, así que me disculpo. Imaginaos que, en lugar de un mundo hipertecnológico (como en el cyberpunk), tenemos uno que se ha quedado anclado en la época victoriana y todo sigue funcionando con máquinas de vapor. El tiempo ha transcurrido, y esas máquinas de vapor tienen infinidad de aplicaciones y lo abarcan casi todo. Vale, pues eso es el steampunk. Os recuerdo que steam, en inglés, significa "vapor".

"¡Un momento, sumiller de pacotilla devenido teórico de la ciencia-ficción (también de pacotilla)!" os escucho clamar. "¿Acaso no pasaba eso ya en las novelas de J. Verne o de H. G. Wells? ¡Como va a ser lo del vapor un derivado de lo cibernético!" Pues tenéis razón, qué duda cabe.

Cualquiera que haya leído las aventuras de Nemo o de Robur o La máquina del tiempo y La guerra de los mundos sabe de lo que hablamos. Y sí, son anteriores a las otras obras ciberpunkis citadas, claro. ¿Qué pasa? Que no era un subgénero, sino ciencia-ficción incipiente, maravillosa y genial. A raíz de las obras citadas, por otra parte, empiezan a aparecer equivalentes de vapor como churros, con las mismas características pero distinta ambientación. Un buen ejemplo es Steamboy, del propio K. Otomo que había realizado Akira (cómic y película), una de las obras más influyentes del cyberpunk. Bueno, pues resulta que, a su vez, Steamboy es una de las más influyentes del steampunk. Menudo fiera, este Otomo.

¿Ya estáis todos hasta la coronilla de este rollo de subgéneros de ficción? Lo entiendo, me disculpo y vuelvo a la birra.

El caso es que alguien en Lidl ha pensado "con esto del steampunk hay tema, vamos a lanzar una serie de birras normales y corrientes en latas muy deudoras del subgénero". Esa persona es genial. Hay que subirle el sueldo. Qué buena idea.

Siete personajes, como si de un manga se tratara, cada uno con su estilo y personalidad estereotípicos, en un marco 100% steampunk (marco idéntico en todas las birras) y que envuelven cervezas de estilos divergentes, desde una radler a una imperial stout. Hats off.

Hoy, con ustedes, El Joven (también conocido como "Chispa"). "El que fuera discípulo más aventajado del Maestro [otra de las birras] decidió romper con su pasado y recorrer mundo. Tras darse cuenta de que el Maestro era como un padre para él, decide volver, pedir perdón y unirse a la resistencia. Gracias a su increíble pericia, no tardó en unirse a los llamados 'valientes' [otras birras], con el beneplácito del Maestro". ¿Se puede caer en más lugares comunes?

Steam Brew Imperial IPA (The Spark - Der Jüngling). IIPA alemana. 7,8%
Catada el 8 de julio de 2021.
  • Ambarina, cristalina (aunque en la foto parezca turbia), con crema blancuzca muy duradera.
  • Intensidad aromática media-baja (no pega con una IIPA, la verdad): arcilla, cereal, hierba, acícula de pino, dank (lo que viene siendo porro).
  • Seca, fresca, con bastante cuerpo y final amargoso pero (sorpresa) poco duradero. El caso es que te puedes beber dos seguidas.
Vale, la cuestión: ¿es industrial? Mucho. Pero, la segunda cuestión: ¿se deja beber? Sí, francamente. Última cuestión: ¿es buena? Buena, lo que se dice buena... no. Pero mala, lo que se dice mala... tampoco. Y es muy barata, y la idea steampunk tiene gracia.
 
 

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