Tras la Pilsner Urquell sin filtrar, esa verdadera maravilla en cuya entrada aproveché para explicar el estilo pilsen (echadle un vistacillo), vamos a catar la filtrada, pasteurizada, embotellada y ampliamente distribuida, que no tiene ni la décima parte de gracia, qué le vamos a hacer.
Se supone que es la misma cerveza, pero que aquella ni la filtran ni esterilizan ni pasteurizan ni embotellan. Tanta conjunción copulativa negativa tiene algún efecto, y la realidad es que no se parecen ni un poquito (ahí va otra copulativa negativa). En fin.
Pilsner Urquell. Pilsen checa filtrada. 4,4%
Catada el 2 de agosto de 2016.
- Dorada muy abierta, limpia y transparente, con abundante burbuja y crema espumosa nívea.
- Intensidad aromática media. Hay un problema, y es que la nota principal es vestuario de gimnasio. Sudor. Aunque sea el epítome de una pils, no mola; por favor, leed la otra entrada para ver que, cuando quieren, hacen bien las cosas.
- Sin embargo, es fácil de beber y resulta refrescante (en boca el gimnasio no se nota). Algo acuosa, mucho carbónico, breve... y no tan amarga como debería ser. A ver, una birra normal y corriente con algo más de sudor de lo que debería tener. Vamos, que no.
Creo que nunca había apreciado una diferencia tan grande entre la versión sin filtrar y la filtrada de la mismísima cerveza. Two worlds apart.
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