No tenemos tantos vinos rumanos catados, muy a nuestro pesar. De hecho, son pocos. En realidad, solo uno hasta la fecha. Venga, vamos a ponerle un poquitín de remedio hoy con el segundo.
Murfatlar es una denominación de origen rumana que cae en una zona interesantísima: en plena desembocadura del Danubio sobre el Mar Negro nos encontramos con una región histórica llamada Dobruja, que ha estado históricamente en disputa entre Rumanía y Bulgaria (y que sigue igual: tiene una parte, la septentrional, bajo dominio rumano; y otra, la meridional, bajo domino búlgaro).
Bueno, a lo que estamos, Paula: en la parte septentrional, en lo rumano, tenemos la DO de la que os hablaba. Y por aquí anda Bogdan, que tiene un cerro de vinos ("un cerro" significa "muchos").
Y una de las gamas de Bogdan es Cuvée Christian, entre las que hay un blanco que saca de tanto en cuanto: elaborado de forma ecológica, con uvas tan poquísimo rumanas como riesling y moscatel (aunque esta última es oriunda del Mediterráneo entero, así que no queda lejos, pero... no, ni con esas), y solo en añadas concretas. Hoy, la de 2017 (tened en cuenta que la de 2020 ya estaba agotada al realizar esta cata).
- Dorado brillante, limpio, precioso: parece el color de oro que uno se inventaría para un anuncio. He bebido vinos blancos para jartarse, y este tiene el color más hermoso dentro de los dorados (porque hay blancos que no son dorados, claro).
- Intensidad aromática elevada: pimienta blanca, hierbas de tocador, limón seco. Esto tiene mucha barrica y poca fruta. Que no digo que esté mal, solo que es lo que es.
- Seco, pero no tanto; cuerpo medio. Metal y umami para parar un tren. No demasiado tánico, buena acidez (aunque... quizá un poco pasada). Final salino y umami a saco, incluso algo pegajoso. No está mal, en absoluto, pero... tampoco diría que está bien. Potable, punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario