Pues bien, estando el lunes en la celebración de los 30 años de Pifema me encontré con la gente de Sardón de Duero, y tenían todos sus vinos, hasta el petit verdot, que tan caro es; pero ya llevaba cinco tintos en el coleto y el organismo solo me permitía uno más. Por supuesto, decanteme por este.
Abadía Retuerta Pago Negralada 2015
Abadía Retuerta SA
VT Castilla y León
14,5%
Catado el 16 de septiembre de 2019.
- Pues es frambuesa muy oscuro, oiga. Sí, no me regañéis, ya sé que el frambuesa es color de rosados, y yo soy el primero que está improntado y se esforzó por encontrar que si picota que si cereza que si granate, pero era frambuesa. Muy oscuro, pero frambuesa. El ribete, naturalmente (porque para ser frambuesa tiene que ser jovencísimo), era violáceo.
- Así, de golpe, en nariz, era todo café rico. Es decir, todavía prima la barrica. Me da, una vez más, que a este vino le falta tiempo en botella para ensamblar bien todo. Tras agitar y buscar más allá del café y del etanol, que resulta un tanto conspicuo, encontré puntas de fruta negra, de hoja de higuera y de cacao; supongo que con el tiempo todos ellos serán aromas más evidentes que se integrarán mejor en el conjunto. Pero cuando lo caté, el café dominaba de calle.
- Sedoso, con taninos todavía marcados pero que se van puliendo. Insisto, le falta botella. Buena pungencia, buena estructura y buen umami. Persistencia elevada. Dadle tiempo de guarda, por favor, no cometáis un infanticidio abriéndolo tan pronto como lo abrieron en este evento.
Lo del brazo, aunque curioso, es un accidente, no está buscado.
La botella sale por 64 eurípides, euro arriba o abajo.
Ahí veis los que no llegué a catar (que habría podido pimplar, but know your limits): Garduña, Valdebellón y PV. Este último, que servían con Coravin, es de la añada que ya hemos catado, no os aflijáis.
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