¿Os acordáis de la infame Desperados? Bien, pues ninguna birra se le había acercado (y mira que hemos probado mejunjes y brebajes) hasta que he tenido el displacer de catar Cubanisto. Si es que hasta el nombre de ambas te avisa de que no te acerques, pero un sumiller que se precie, más si tiene su propio blog de catas, ha de probar todo lo que pueda, nobleza obliga.
Esta cochinada es, en teoría, cerveza con ron; algo, de por sí, ya poco atractivo. Pero es que, encima, es cerveza "con aroma de ron", vaya usted a saber lo que eso quiere decir, aunque nos da una pista: no lleva ron, sino aromas artificiales que, piensan ellos, nos van a recordar al ron. Que ya os digo yo que no.
El envase más apropiado para este horror es, lógicamente, una yonkilata de medio litro, aunque también la hay de botella. Otro aviso a navegantes, tras el nombre, es la calavera que aparece en la etiqueta: si es que nos están advirtiendo y, aun así, vamos y bebemos. Masoquismo puro.
La calavera supongo que trata de remitir a las calaveritas mexicanas, porque hasta tiene flores en los ojos. Pero esta cerveza se elabora en Missouri, EEUU (o en Luton, Reino Unido, para el mercado europeo), así que no pinta mucho la referencia mexicana. Y el nombre, o mucho me equivoco, o es una referencia a Cuba (será por lo del supuesto ron), así que están mezclando churras con merinas.
En fin, no dilatemos más el castigo, o sea, la cata, y vamos allá:
Catada el 17 de noviembre de 2020.
- Dorado oscuro, casi ámbar, con espuma blancuzca (sí, más bien espuma y no tanto crema: si es que esto se acerca más a un refresco que a una birra).
- Esto huele a licor de malta (otro brebaje espantoso, aquí tenéis un ejemplo y la explicación teórica de cómo se perpetra). Para ser licor de malta debería tener el doble o el triple de grado, pero en nariz da el pego: ésteres, alcohol de quemar, cartón húmedo... y todos los aromas artificiales que se os ocurran, sobre todo los que pretenden parecer cítricos. Qué asco.
- El sabor es, precisamente, el de un refresco de limón, pero uno malo y bajo en calorías. ¿Por qué digo lo segundo (lo primero es obvio)? Porque el sabor predominante es el de edulcorante artificial, como de sacarina de la de hace varias décadas, qué asco de mejunje, por favor.
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