En 2020 catamos el Gouden Carolus single malt, el primer whisky belga de Bebercio. En 2021 volvimos a Het Anker, en Malinas, y conseguimos el segundo whisky que la casa saca al mercado y, así, el segundo whisky belga de Bebercio. Digo lo de que la casa lo saca al mercado porque, en realidad, lo produce la destilería Molenberg, en Willebroek, a las afueras de Malinas.
Se trata de una versión del single malt que ya probáramos, más que de otro whisky, y por eso el nombre es el mismo pero con añadidos. Sigue elaborándose a partir del mash de la cerveza Gouden Carolus tripel, es solo que, al final del envejecimiento, utilizan barricas que previamente contuvieron oloroso en el Marco de Jerez. Y digo al final porque ni siquiera es todo el envejecimiento: las primeras fases son idénticas a las del single malt.
- Ámbar limpísimo con irisaciones doradas.
- Intensidad aromática media. Tomándolo solo destacan las notas de la madera: sándalo, vainilla, cedro, incluso pino. Al añadir algo de agua (o dejar que se derrita el hielo) nos encontramos también con caja de puros, piel de limón y algo de césped.
- Potente, cálido, sin dulzor (cosa curiosa) ni demasiada acidez (vaya), aunque sí buen umami en el paso. Cuerpo medio-alto. Final cálido (incluso con hielo), largo, con nuevas notas umami. Por vía retronasal llegan pinceladas ahumadas y de cedro.
Debo reconocer que me parece inferior al single malt estándar, y encima es un par de euros más caro. No está malo en absoluto, pero no compensa comparado con el otro, que era francamente majo.
Molenberg y Het Anker tienen otros muchos güisquis en su catálogo, por lo que seguramente catemos más en el futuro. Los dos que hemos catado ya son los más extendidos; también hay algunos que suponen ediciones limitadas, por lo que no puedo prometer que los lleguemos a catar todos. Pero lo intentaremos.
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