En estas fechas navideñas y ya despidiendo el año, voy a brindar con todos vosotros con, como cantaban Los Brincos, un sorbito de champán.
Pero no uno cualquiera, ojo: nada menos que el cuvée de prestige de la casa Perrier-Jouët (de quienes hemos catado ya sus básicos, tanto el blanco como el rosado).
A ver, cuando digo EL cuvée de prestige os puedo estar engañando, porque estos señores tienen tres: el que hoy probamos, un rosé y un blanc de blancs. De todos ellos, el que hoy nos ocupa es el menos gravoso (digo esto porque a 150 lereles no se le puede llamar barato; pero es que el rosado cuesta cien pavazos más como mínimo, y el 100% chardonnay se va contento hasta los 400€ a la que se descuida uno).
La decoración art-nouveau de la botella, tan reconocible, es obra del maestro cristalero Emile Gallé, nada menos que de 1902. La uva viene de cinco o seis pagos destacados (lo que se viene llamando grand cru), y tiene los porcentajes muy ajustados entre chardonnay (50%) y pinot noir (45%). El 5% restante es, como habréis adivinado, pinot meunier. Solo se saca en aquellas añadas que se consideran dignas, y la crianza en rima se va hasta cerca de los 80 meses.
Perrier-Jouët
AOC Champagne
12%
Catado el 9 de junio de 2011.
- Amarillo intenso con toques verdosos. Sin burbuja visible.
- Intensidad aromática elevada, y muy buen equilibrio entre los aromas primarios (de la fruta), secundarios (de la levadura) y terciarios (de la barrica, porque una parte del vino base se cría en roble): mantequilla, crema fresca, pan tostado, frutas tropicales (destaca la papaya)...
- Pese a que no se apreciaba en fase visual, el carbónico se nota al entrar en boca en forma de una textura cremosa, como de mousse. Muy vivo, con final bastante persistente, nada pegajoso (por ahí mueren muchos espumosos) y con buen amargor. Riquísimo.
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