Osborne funda esta solera en 1851 en una bodega llamada La Honda. ¿Por qué se llama así? Porque está a mayor profundidad que las demás, así de literal es la cosa.
Esta bodega está destinada a finos, y cuenta con nada menos que con nueve criaderas sobre solera (9, qué barbaridad), para consumo, en principio, personal de los Osborne. Al haber tantísima criadera, los finos se convertían fácilmente en "finos amontillados", algo bastante difícil de ver: el equivalente en fino a una manzanilla pasada.
Hace poco se decidieron a comercializarlo, dentro de la gama Osborne y cia. (hemos catado ya el palo cortado Capuchino y el PX Venerable). Es un fino muy viejo (12 años los vinos más jóvenes) y con mayor grado de lo habitual (16 y no 15%). En fin, toda una rareza que hay que pagar: 25 lereles la botella de medio litro.
- Dorado pálido, limpio, con ribete incoloro.
- Intensidad aromática baja: almendra cruda, oliva verde, brisa de estero.
- Sequísimo y, sin embargo, graso; potente. Paso muy salino. Final pungente, seco, con notas de cuero y frutos secos, larguísimo. Donde la nariz apuntaba normalita, la boca se muestra enorme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario