Esta Nochevieja vamos a brindar de una forma simultáneamente ortodoxa y heterodoxa.
La ortodoxia viene cubierta por el hecho de que brindamos con un espumoso brut, algo canónico en las fechas navideñas; la heterodoxia viene de la mano del origen del espumoso: Bélgica. Tenemos pocos espumosos belgas en nuestro haber (porque hay pocos en el mercado). Os cuento.
Dos años atrás nos encontramos con Josephine; hoy con Joseph. Ella, rosada; él, blanco. Dos hermanos de la misma casa (esto parece el principio de un culebrón, no de una cata). La tercera en discordia es la perla negra, Zwarte Parel, y esto cada vez parece más un culebrón, efectivamente. Ardo en deseos de catar el siguiente espumoso, ya flamenco, ya valón, para ver como continúa esta soap opera. Con el cambio climático será cada vez más sencillo.
- Dorado oscuro, limpio, con ligeras irisaciones rosadas que me llevan a pensar que una parte de Josephine, aunque minúscula, habita en Joseph (esto sigue pareciendo un culebrón). Burbuja minúscula, pero visible.
- Intensidad aromática elevada: goma arábica, yema de huevo, piedra caliza, pólvora... No tiene nada que ver con ningún otro espumoso, jamás me había encontrado nada así, para bien o para mal (y dale con el culebrón). Va en gustos: aquello que me sorprende, cuando no me desagrada, suele gustarme.
- Carbónico menos contenido de lo que la fase visual dejaba entrever. Seco, fresco, con cuerpo medio y taninos bien delineados. Persistencia elevada, algo pegajosilla (nada horrible, though). Qué personaje curioso para añadir a nuestro culebrón Espumosos de Bebercio, Belgian Edition.
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