¿Qué pasa cuando hacen alguna estacional o especial, y que no tiene un número de grifo concreto asignado? Pues que le dan el genérico "X". Como la incógnita de las ecuaciones. Llevan más de una docena de estos experimentos, algunos de los cuales están ya descatalogados.
Vamos a probar uno ciertamente interesante: una weissbier elaborada monovarietalmente con el lúpulo neozelandés Nelson Sauvin, que se ha puesto de moda en todo el mundo cervecero gracias a los aromas florales que otorga, que recuerdan a los vinos blancos más célebres de, precisamente, Nueva Zelanda: los que tienen como materia prima la uva sauvignon blanc, que se ha aclimatado muy bien a las condiciones del archipiélago maorí (aquí tenéis un ejemplo).
Es una edición limitada (y así lo especifican en la etiqueta), refermentada en botella y con añada (2017). Le auguran, y estoy de acuerdo, buena evolución en botella (aunque la vamos a catar con apenas un año).
Schneider Weisse Tap X Meine Nelson Sauvin 2017. Weizenbock bávara refermentada en botella. 7,3%
Catada el 10 de junio de 2018.
- Dorado ambarino con irisaciones verdosas. Crema de color níveo, espesa pero efímera.
- Intensidad aromática media: efectivamente, es muy floral, con un bouquet de flores blancas en primer plano. Detrás, fresa, frambuesa, humo y brioche.
- Muy suave, con carbónico muy contenido. Seca y amplia, de modo que recubre y, a la vez, limpia la boca. Paso muy fresco. El final es sutil, sin apenas amargor; eso sí, dentro de su sutileza persiste mucho. Es muy buena, aunque si uno no le presta atención es posible que no se dé cuenta. Así pues, para beber con calma.
La botella de 3/8 cuesta en tiendas especializadas unos 7€.
(Lo que se ve en la tele al fondo es a Nadal ganando su 11º R. Garros, por cierto).
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