Cuando empecé en esto de la sumillería me hacía abrir los ojos el ver en una etiqueta eso de "selección especial", es como si en la etiqueta de una prenda pone "exclusivo" o en la trasera de un coche aparece "sport". Es decir, un engañabobos.
Andando el tiempo uno descubre que suelen ser bien las gamas bajas, bien los productos menos clasificables pero no muy exclusivos. Así que se termina hasta recelando de estas selecciones.
Otra etiqueta que engaña a muchos y de la que se recela mogollón asimismo es la de "edición limitada". En el mundo del coleccionismo se sabe bien de lo que hablo, pero el del vino (o el aceite) no se queda atrás: te puedes encontrar ediciones limitadas de cientos de miles de botellas que salen añada tras añada a todos los supermercados y que cacarean a los cuatro vientos lo limitadas que son (¡!) y otras, con apenas unos cientos de botellas en añadas especiales, ni se molestan en resaltarlo. En fin.
¿Qué puede uno hacer? ¿Recelar siempre? La verdad es que, de entrada, es un buen consejo, para el vino, las otras compras, las noticias, los rumores, los miedos... Sin llegar a ser incrédulos, evitemos ser crédulos.
Otra cuestión es saber qué información es veraz y cuál es publicitaria. En la etiqueta hay una serie de cuestiones reguladas por ley, y otras que pertenecen a la mercadotecnia pura y dura. No nos van a engañar (en principio) con bodegas, grados alcohólicos, DOs, variedades de uva, añadas o tiempos de crianza. Con lo demás... dejémoslo en suspenso.
¿Por qué decía lo de "en principio"? Pues porque, al margen de mala praxis, hay que tener cuidado con según qué legislaciones, ya que lo que es ley aquí puede no serlo allá. Por ejemplo, en España los términos "crianza", "reserva" y "gran reserva" están acotados por la normativa y son indicadores fiables, pero en el nuevo mundo son, a menudo, simples partes del nombre comercial del vino de turno, sin necesidad de especificar un tiempo de paso por barrica.
Pasa lo mismo con términos muy familiares pero algo oscuros, como aquellos que vienen del francés: lo de "grand cru" suena de maravilla, y en Francia está regulado, pero fuera de sus fronteras puede ser una simple estrategia comercial, a veces hasta con cerveza.
Así pues, seamos cautos al elegir. Informarse bien es lo más deseable (procuraré traer nuevos ejemplos), pero como uno es incapaz de saberlo todo, empecemos por recordar que no es oro todo lo que reluce.
¿Y si, a pesar del engaño, es bueno?
ResponderEliminarPues fenomenal. Lo importante no es la etiqueta, sino el contenido.
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