Chimay grande réserve 2020

Bueno, bueno, bueno...

Hemos catado ya varias añadas de esta maravilla trapense: por ejemplo, la más antigua, 2010, que fue, además, la que mayor tiempo de guarda tenía (10 añazos); también la primera que catamos, la de 2014 (con un añito de guarda); y ahí está la única en formato magnum (1,5 l), con cuatro años de guarda, que fue la de 2015.

Es así como llegamos a la más reciente, la de este año 2020, que va a ser la primera que catemos totalmente joven. Al ser catas independientes, podemos formarnos una idea cabal de cómo le afecta el paso de los años (que ya os digo yo que bien, es un birrote de campeonato).

Chimay grande réserve 2020. Cerveza trapense belga refermentada en botella de 75 cl. 9%

Catada el 21 de mayo de 2020.

• Hígado oscuro y de capa cubierta. Crema color hueso, espesa pero no muy duradera.
• Intensidad aromática media: ciruela, gominola de mora negra, melaza.
• Corpulenta y con ataque dulzón. Paso con buena acidez, envolvente. Final sin amargor, de persistencia elevada. Muy rica incluso jovencísima.

Los Autobots Micromasters han dejado paso en mi llavero a este carnosaurio terópodo ochentero que vino del Smithsonian (Washington DC, EEUU).

La fase visual es prácticamente idéntica en todas las catas: varía lo que dura en desaparecer la crema. Como es lógico, las cervezas más viejas apenas tienen.

La fase olfativa también se mantiene, por regla general, aunque se vuelve más compleja con la edad. No obstante, las notas golosas, como la melaza, o las de fruta negra (sobre todo la ciruela, ya fresca, ya pruna), aparecen siempre.

Finalmente, aunque el carbónico baja con la edad y la complejidad aumenta, también se puede contar siempre con la fase gustativa: constantemente dulzona, suave, corpórea, equilibrada, sin amargor y muy duradera. Genial.