Hoy tenemos que tentarnos la ropa antes de cada frase, porque podemos dar lugar a equívocos.
En primer lugar, quiero que os fijéis claramente en que el título de la entrada especifica "Farsons" antes de "Blue Label", por la sencilla razón de que hay mucha polisemia con eso de las etiquetas azules: por aquí uno de los güisquis más famosos, por allá uno de los brandis.
Además, hoy vamos a catar nuestra primera cerveza de Malta. Pero, ¿no son prácticamente todas las cervezas de malta? El chiste se escribe solo. Sí son de malta, pero no son maltesas. Aclarado, pues.
Ya hemos estado en un café maltés (no pienso hacer chistes sobre pedirme un café corto maltés... porras, acabo de hacerlo. En fin, os animo a leer la obra de Pratt). También hemos catado vino de Malta (que no de malta, porque es de mosto. Jo, cómo van los chistes malos y los juegos de palabras, uno detrás de otro). Vino de Malta, digo: uno tinto y otro blanco.
Tras este aluvión de dad jokes, vamos a catar nuestra primera cerveza, efectivamente, no de malta, sino de Malta, aunque también es de malta. No podía resistir la tentación, pido públicamente perdón, como un campeón (guau, vaya entradón, chipirón).
- Catela a partir de una lata nitrogenada, de una pinta (capacidad, no aspecto); el nitrógeno hace que la crema fuera densa, compacta, espesa y duradera. La cerveza en sí era ambarina y estaba clarísimamente filtrada.
- Intensidad aromática bastante baja, la verdad. Afortunadamente, no hay defectos. Algo de miel, algo de caramelo. Poco más.
- Suave, dulzona, con paso escaso y final breve. El hecho de estar nitrogenada hace que la textura resulte cremosa (tal vez su mejor baza). Por lo demás no es para tirar cohetes.
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