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miércoles, 11 de diciembre de 2024

Viña Real gran reserva 1944 (con 80 años de guarda)

Ya tuvimos ocasión de catar este mismo vino, de la mismísima añada, pero con "solo" 74 años de guarda. Fue al descorche en Zalacaín, donde el sumiller Raúl M. Revilla optó por las tenazas de oporto para abrirlo.

Seis años después, nos acercamos con este octogenario a otro restaurante muy cercano al de aquella ocasión: A'Barra (los dos restaurantes distan unos 200 m). En esta ocasión, el sumiller Valerio Carrera no empleará las tenazas, sino una combinación de sacacorchos de láminas y de espiral para sacar magistralmente el corcho, tanto que no hizo falta alguna decantar el vino.

Veamos cómo ha evolucionado tras estos seis años extra de guarda (se convierte así en el vino más viejo que hemos catado en Bebercio. No el más antiguo, pero sí el más viejo).

Viña Real gran reserva 1944
Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE)
DOC Rioja
¿%? (seguramente 13 o 13,5)
Catado al descorche en A'Barra el 27 de noviembre de 2024.
  • Granate desvaído, ligeramente opaco, con ribete pardo y escasa lágrima. Hay algún poso en el fondo de la botella, pero ninguna materia en suspensión.
  • Intensidad aromática elevada, tanto que nada más descorchar comienza a perfumar el entorno. En la primera copa tenemos naranja confitada, hojas secas, Boletus edulis, endrinas, fruta roja sobremadura, hogar... Conforme evoluciona al estar en contacto con el aire aparecen notas de genciana, de chocolate negro, de café en grano, de jacarandá (Jacaranda mimosifolia); también tinta china e, incluso, carne roja.
  • Muy suave y bien pulido, como cabe esperar de los grandes riojas clásicos. Paso vivo, agradablemente salino y umami. Final prolongado, redondo, con taninos todavía presentes pese a las ocho décadas que tiene a sus espaldas. Por vía retronasal llegan notas de genciana y ajenjo, que nos recuerdan el postgusto de un vermú rojo.
Servido en formidable copa Riedel en A'Barra. La etiqueta estaba estropeada, pero la cápsula y el corcho habían cumplido plenamente su función, y el vino estaba exquisito. Hablando del corcho...

 
...aquí lo tenéis, de una pieza (pericia de Valerio) y totalmente embebido en vino. Días después sigue fragante.
 
 
Comparando ambas catas, vemos que el vino tiene una personalidad impactante y una capacidad de evolución fascinante. En la fase visual todo parece calcado, salvo por el ribete, que ha evolucionado de anaranjado a pardo, algo esperable.

En nariz hay muchos elementos constantes: la nota micológica, las hojas secas, la fruta roja, el café, incluso el punto cárnico. Sin embargo, en la cata anterior había unos pequeños desajustes en forma de laca que esta vez no asomaban por ningún lado, y además hemos encontrado notas florales exquisitas.

En boca también es muy constante: ataque suave, buen umami y buena sal, taninos aún presentes, persistencia elevada. El de esta cata se ha mostrado más vivo que el de hace seis años, que tenía la acidez algo justa.

Os voy a decir una cosa: siendo formidable con 74 años, me ha gustado incluso más con 80. Qué vinazo.

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