Ya tuvimos ocasión de catar este mismo vino, de la mismísima añada, pero con "solo" 74 años de guarda. Fue al descorche en Zalacaín, donde el sumiller Raúl M. Revilla optó por las tenazas de oporto para abrirlo.
Seis años después, nos acercamos con este octogenario a otro restaurante muy cercano al de aquella ocasión: A'Barra (los dos restaurantes distan unos 200 m). En esta ocasión, el sumiller Valerio Carrera no empleará las tenazas, sino una combinación de sacacorchos de láminas y de espiral para sacar magistralmente el corcho, tanto que no hizo falta alguna decantar el vino.
Veamos cómo ha evolucionado tras estos seis años extra de guarda (se convierte así en el vino más viejo que hemos catado en Bebercio. No el más antiguo, pero sí el más viejo).
DOC Rioja
- Granate desvaído, ligeramente opaco, con ribete pardo y escasa lágrima. Hay algún poso en el fondo de la botella, pero ninguna materia en suspensión.
- Intensidad aromática elevada, tanto que nada más descorchar comienza a perfumar el entorno. En la primera copa tenemos naranja confitada, hojas secas, Boletus edulis, endrinas, fruta roja sobremadura, hogar... Conforme evoluciona al estar en contacto con el aire aparecen notas de genciana, de chocolate negro, de café en grano, de jacarandá (Jacaranda mimosifolia); también tinta china e, incluso, carne roja.
- Muy suave y bien pulido, como cabe esperar de los grandes riojas clásicos. Paso vivo, agradablemente salino y umami. Final prolongado, redondo, con taninos todavía presentes pese a las ocho décadas que tiene a sus espaldas. Por vía retronasal llegan notas de genciana y ajenjo, que nos recuerdan el postgusto de un vermú rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario