De esa maravilla trapense que es la Chimay grande réserve hemos probado numerosas añadas y formatos: desde el magnum de 2015 o el formato de 3/4 de 2014 hasta la más reciente de 2020, pasando por una edición limitada de 2010 que guardé una década.
Pese a toda esta colección de catas, estamos muy lejos de abarcar toda la panoplia que esta cerveza en concreto nos ofrece, y como muestra os traigo hoy un botón. Para empezar, el formato es un tanto extraño: recordad que solo se llama grande réserve si viene en botellas de 75 cl o más: si la botella es de tercio se denomina bleue, azul (por el color de la etiqueta).
No obstante, la de esta entrada se llama grande réserve pero viene en un formato de 3/8, es decir, la mitad de lo que se supone necesario (aunque sigue siendo un poco más que el tercio, 375 ml frente a 333). ¿Se han saltado los de Chimay sus propias reglas?
Pues un poco, la verdad. El argumento es que esta es una versión de nuestra vieja conocida con un giro de tuerca: no fermenta solo en tanques de acero inoxidable sino también en barricas de roble, por lo que es especial y nunca va a embotellarse como la azul de toda la vida, aunque nos ofrecen este formato peculiar si lo queremos (por cierto, dado que, dentro de la tradición belga, esta birra refermentará en botella, resulta que atraviesa tres procesos fermentativos: tanque - barrica - botella).
¿Y por qué este formato, que implica encargar nuevas botellas, y no ceñirse a los de la grande réserve de siempre? Es una pregunta muy justa, y he llegado a una única conclusión: por el precio. La de siempre es una maravilla no solo de calidad, sino de precio, con la botella de 75 cl a unos seis lereles; resulta que el mismo formato de la fermentada en barrica cuadruplica, en el mejor de los casos, ese precio (en el mejor: puede quintuplicar o sextuplicar, no es raro verla a 35 pavazos).
Con semejante dispendio por delante, es normal que mucha gente se acobarde, y embotellar en la botella de tercio de toda la vida equivalía a desprestigiar la grande réserve. Asi pues, formato de 3/8 (no de 1/3), tapado con corcho y morrión (no con chapa) y serigrafiado (no con etiqueta de papel). ¿Y por cuánto sale la broma? Pues sigue siendo cara, no la he visto por menos de 14 €, y puede llegar a 18.
¿Compensa? Eso os toca decidirlo a vosotros, en función de las diferencias que observéis al catar y de cuán boyante esté vuestra economía.
- Marrón rojiza, turbia, con crema leonada compacta y densa.
- Intensidad aromática media-alta (siempre recomiendo no servir estas cervezas muy frías, solo frescas, para apreciar la gama aromática adecuadamente): castañas, licor, caramelo, humo, cuero, leña quemada. Se nota la barrica. Curiosamente, no hay rastro de fruta, ni siquiera negra deshidratada.
- Suave, con untosidad elevada. No hay dulzor en el ataque. Más amargosa que sus hermanas sin paso por barrica, aunque ha perdido casi todo el umami a cambio. Muy sedosa y limpia.
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