En 1948 comenzó la Nakba, o limpieza étnica del pueblo palestino por parte del estado de Israel, estado oficialmente creado el 14 de mayo de ese mismo año en Palestina, previamente ocupada por el Reino Unido.
En ese mismo año maduraron y fueron vendimiadas en La Rioja las vides que darían lugar al vino que hoy cataremos, abierto tres cuartos de siglo después, con la Nakba no solo plenamente activa, sino seguramente en su peor momento.
Hemos podido ya catar dos añadas viejísimas de Viña Real gran reserva: la de 1939 (en 2017) y la de 1944 (en 2018). En ambos casos llevamos la botella al descorche al restaurante Zalacaín, donde el sumiller Raúl Miguel Revilla optó sabiamente por aplicar las tenazas de oporto y no interferir con el corcho ni con la cápsula.
Ahora tenemos la suerte de añadir una tercera añada, también viejísima: 1948 en 2023 (75 años, se dice pronto). Esta vez vamos a llevarlo al descorche al restaurante Lhardy, donde el sumiller Marco Ortiz optará por el mismo método para enfrentarse a un vino tan viejo, aunque, en lugar de servir directamente desde los hombros como en Zalacaín, decantará muy suavemente el vino.
DOC Rioja
- Pardo casi negro, muy cubierto, sin apenas posos. Ribete entre pardo y teja. La fase visual es llamativa para un vino tan viejo: las dos otras añadas catadas mostraban vinos de color granate desvaído, con capas abiertas o, a lo sumo, medias, y con bastante poso; lo habitual para vinos de esta edad. Pero aquí el vino nos sorprende.
- Intensidad aromática, de entrada, media. ¿Por qué digo "de entrada"? Porque el vino va a ir evolucionando a lo largo de las horas y también lo hará la intensidad. Las primeras notas en nariz son de Boletus edulis, hojas secas, mineral (arcilla, crayón, ceras Manley). A medida que el vino evoluciona aumenta la intensidad y aparecen notas de fruta roja sobremadura, guindas al marrasquino, chocolate negro, membrillo... Hacia el final de la comida el vino perfuma toda la sala, y se añaden nuevas notas de tintas china y de calamar, de pacharán, de bombón de licor...
- En boca se muestra suave, todavía con cuerpo (ya lo auguraba la fase visual), vivo pero no ácido; el final es sorprendentemente tánico, de persistencia media. Un vino increíble, fabuloso.
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