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jueves, 9 de abril de 2015

Liefmans Goudenband

Ave, oh, devotos del Bebercio.

Después de este saludo tan tontaina vamos a probar una cerveza interesantísima, con la suerte de que la he catado en dos ocasiones diferentes separadas entre sí un año exacto, así podemos comparar y hacernos una idea cabal.

Se trata de una oud bruin, un estilo de cerveza belga casi desaparecido y del que ya hablamos hace algún tiempo (os remito a aquella entrada para refrescar las nociones teóricas sobre el estilo). La casa que la produce tal vez sea la más célebre en lo que a este estilo se refiere: Liefmans, de Oudenaarde, en Flandes oriental. Llevan desde 1679 elaborando estas cervezas (también hacen kriek, aquí tenéis un ejemplo).

En la etiqueta se nos dice que es una provisiebier o cerveza de guarda, pues el sabor y los aromas se desarrollan completamente si somos capaces de esperar un añito antes de abrir la botella.

Liefmans Goudenband. Oud bruin flamenca. 8%

Catada el 1 de abril de 2014 (1ª cata):
  • Marrón oscuro cubierto con irisaciones ambarinas y crema marfil poco duradera.
  • Intensidad aromática muy alta: fruta negra pasa (prunas, pasas, dátiles, arándanos, higos), paloduz, caramelo. Muy vinosa. Zarzaparrilla, salsas Maggi y Lea & Perrins.
  • Acidez muy marcada. Paso rápido, con carbónico marcado. Persistencia media, con notas de gominola de cola. Buena pero difícil: no es para todos.
Catada el 31 de marzo de 2015 (2ª cata):
  • Pardo rojizo, oscuro y cubierto. Crema efímera color beige.
  • Intensidad aromática elevada: cerezas, fresas. Muy vinosa. Panela, chocolate con leche.
  • Acídica, fresca, punzante. Final sin amargor, de persistencia media y reminiscencias de fruta roja.
Botella de 3/4, que viene tapada con corcho y morrión, igual que un cava o champán.


Comparando las dos catas podemos concluir que estamos ante una cerveza de color marrón oscuro, capa cubierta y crema efímera. En nariz se muestra vinosa, con recuerdos de fruta (que van cambiando conforme envejece: la segunda cata es de una botella más joven y las frutas son rojas; la primera cata es de una botella de más edad, y las frutas ya son negras y, además, están pasificadas). También aparecen notas constantes de torrefactos (chocolate, caramelo, panela).

En boca se ve que el atributo más llamativo es la acidez, lo cual, sumado a la falta de amargor, la hace una cerveza complicada para lo que se suele acostumbrar. El carbónico sigue marcado incluso tras pasar tiempo en la botella, lo que lleva a pensar que podría envejecer aún más. Final de persistencia media.

Una cerveza muy recomendable para quienes busquen nuevas experiencias o sean aficionados más al vino que a la birra. Es un estilo con siglos de tradición (antes era incluso más ácida y seca) y esta casa cuida mucho su producto. Si os atrevéis y superáis la primera impresión, creo que os gustará.

Un abrazo, nos vemos mañana.


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