Andreas Oster Silvaner - Grauer Burgunder 2022

Andreas Oster elabora este blanco joven a partir de las variedades silvaner y pinot gris (esta llamada Grauer Burgunder en alemán). Se embotella con tapón de rosca, sin corcho, y se encuentra relativamente barato en Aldi, de matriz también germana (lo pillé por unos cuatro pavinchis).

Silvaner Grauer Burgunder Trocken 2022

Andreas Oster Weinkellerei KG

Rheinhessen Qualitätswein

11,5%

Catado el 28 de febrero de 2023.

• Dorado pálido, limpio, sin apenas lágrima.
• Intensidad aromática media: hinojo, limón, hierba seca.
• Seco, fresco, con cuerpo medio y cierta salinidad. Final de tanicidad media, salino, con acidez ligeramente pegajosa. Un vino para beber muy frío, o se notarán los defectos.

Etiqueta sobria, botella típica de vino del Rin.

Y vaya muro feo contra el que tomé la foto, caramba. Mis disculpas. Qué horror.
 

HB München Dunkel

Ayer comenzó la fiesta de la cerveza por antonomasia en el mundo entero: Oktoberfest, en Múnich.

De las seis cerveceras implicadas en el (¿la?) Oktoberfest hemos catado menos de lo que nos gustaría, la verdad, pero ya llevamos algunas cosas por delante. De la Staatliches Hofbräuhaus in München, o Hofbräu München para los amigos, o HB a secas, solo hemos traído por aquí su weissbier.

HB München es una cervecera propiedad del estado de Bavaria, antaño reino (por eso lo de la coronita en el logo), y tiene una de las mayores carpas del mencionado Oktoberfest, la Hofbräu-Festzelt. La birra suya que hoy catamos es una lager oscura, tipo dunkel, que viene en botella de medio litro idéntica a la de las birras de trigo (como la catada antaño).

HB München Dunkel. Lager bávara. 5,5%

Catada el 22 de noviembre de 2022.

• Más limpia de lo que me esperaba (las cervezas bávaras pueden ser muy turbias, aunque no es raro que filtren y hablen de "cristal"). Rojiza oscura, casi parda, con crema leonada poco duradera.
• Intensidad aromática media-alta: melaza, caramelo, miel, chocolate, café, fruta roja, cuero, arcilla, carbón... Muy buena nariz.
• Ataque abocado. No muy fresca, y sí exageradamente carbonatada. Cuerpo tirando a bajo. Final sin amargor, de persistencia media, con notas ahumadas. Sin ser mala, la boca no está a la altura de la nariz.

La encontré por 1,89 € en AhorraMás.
 

 

Steam Brew IPA Radler

No solemos catar radler o shandy o clara o como la queráis llamar: cerveza con limón. Antaño era una mezcla directa de refresco de limón (o gaseosa) y birra que te pedías en un bar, hogaño se comercializa y hay cada vez más.

La de hoy es de marca blanca, elaborada para Lidl, y pertenece al grupo de las Steam Brews que juegan con estéticas y personajes steampunk, por lo que me da que pueden tener éxito más allá de Lidl y que se terminen comercializando fuera de dichos supermercados.

Ya hemos catado dos de esta serie: The Spark y The Master, IPA y stout respectivamente. El personaje de hoy es una chica a la que apodan The Snake, porque es delgadita y flexible y se cuela por lugares inaccesibles para el resto (recordad que son todos unos rebeldes en un mundo distópico donde la cerveza es ilegal. Sonará peregrino, pero mola).

Steam Brew IPA Radler (The Snake - Die Schlange). Cerveza alemana con limón. 3.7%

Catada el 25 de febrero de 2022.

• Dorada anaranjada, muy turbia, sin crema alguna (al servir hace cierta espuma, pero se va en un santiamén).
• Intensidad aromática muy elevada: refresco de limón. Punto pelota.
• Afortunadamente es bastante seca, aunque el ataque tiene cierta nota abocada. Fresca, con abundante carbónico. Lo de IPA se nota un pelín en el final, amargosillo.

Las imágenes e historias no tienen desperdicio.

 

Seamos honestos: por Bebercio no nos gustan las cervezas con limón, se llamen radler o shandy o clara. Pero eso es un gusto personal, y el blog no está para servir de lista de las preferencias de un fulano al que no conocéis, sino como guía de cata. Así pues, dentro de los parámetros de una radler, comparando solo con otras de su estilo, hay que reconocer que esta birra es buena. Si os gusta el estilo, os la recomiendo; con todo, no creo que me vea nadie volviéndola a beber.

 

 

Spaten Oktoberfestbier

Ayer comenzó la (¿el?) Oktoberfest, así que vamos a catar algo acorde.

Hemos catado ya unas cuantas märzen, pero esta es nuestra primera Oktoberfestbier (y es que los dos términos son, a grandes rasgos, sinónimos. Los muy puristas dirán que bla, bla, bla, pero vienen a ser lo mismo).

Aunque este estilo de birra se elabora ya por doquier, las marcas más extendidas de las elaboradas en Múnich (de donde es originaria) son Paulaner y Spaten, así que hoy probamos una de las clásicas. Y ya veréis que tampoco tiene tanta gracia, pese a todo.

Spaten Oktoberfestbier. Märzen bávara. 5,9%

Catada el 16 de febrero de 2022.

• Dorado pálido, con burbuja abundante. Crema muy espumosa, blanquecina, que desaparece en un santiamén.
• Los aromas son todos defectuosos: ésteres, cartón húmedo, polvo... Con deciros que hasta miré la fecha de caducidad por si estaba pasada os lo digo todo.
• Dulzona, floja, simplona, con demasiado carbónico. Y por vía retronasal vuelven todos los defectos de la vía nasal directa. Un petardo.

Terrible.
 

 

 

Steam Brew Imperial Stout

Tras la larga explicación en la entrada de la Steam Brew Imperial IPA sobre el trasfondo steampunk de esta gama de cervezas de marca blanca de Lidl (elaboradas por Privatbrauerei Eichbaum Mannheim), vamos con otra de ellas: la otra imperial que tienen (os recuerdo que este adjetivo se aplica a las birras que, dentro de un estilo, tienen más alcohol de lo que suele ser habitual): su imperial stout.

Si aquella tenía como personaje a un jovenzuelo díscolo que tras recorrer mundo volvía al redil con su maestro, la de hoy lleva precisamente a esta figura paterna como protagonista en su lata: El Maestro.

"Maestro cervecero respetado en el mundo de la elaboración artesanal [y lo dice una muy industrial birra para un muy gigantesco Lidl; dime de qué presumes, etc], cuando llegó la prohibición fundó la valiente comunidad rebelde. Su cara fue desfigurada en una emboscada, por lo que se oculta bajo un sombrero gigantesco: no quiere que se asocie su aspecto con la armonía de su stout". Toma ya.

Steam Brew Imperial Stout (The Master - Der Meister). Imperial stout alemana. 7,5%

Catada el 10 de julio de 2021.

• Nigérrima, filtrada y brillante, con crema leonada, espesa, que deja una fina capa muy duradera.
• Intensidad aromática media: tierra, ceniza, arcilla, crayón, humo... Muy mineral.
• Aterciopelada, con paso medio. Acidez comedida. Buen umami. Final de persistencia media-alta con amargor menos pronunciado de lo que suele corresponder al estilo.

Una vez más: no es la mejor stout que os podáis encontrar, cierto; pero probablemente sí sea la mejor stout por 99 céntimos que os podáis encontrar. Y es lo que cuesta.
 

 

Grevensteiner Helles

Hola, resalaos,

Esta cerveza me plantea una duda, porque tiene el mismo grado y se llama casi igual que la Grevensteiner Hell que catáramos varios años atrás. Sin embargo, la etiqueta no se parece en absoluto y, como acabo de decir, no se llama igual, solo casi igual.

¿Qué hacer en esta circunstancia? Catar, por supuesto, y comparar. Quizás han cambiado la receta; quizás solo la etiqueta. Salgamos de dudas.

Grevensteiner Helles. Helles alemana. 5,2%

Catada el 12 de febrero de 2021.

• Dorado pálido, turbia, con crema espumosa y poco duradera.
• Intensidad aromática baja: masa de pan, cereal, levadura industrial, tierra.
• Cuerpo medio. Algo falta de acidez, muy escasa de amargor. Breve. Totalmente olvidable.

Jack sujeta amablemente la chapa para que la veáis.

Pues diría que sí es la misma, aunque con la receta algo cambiada... para peor.

Si la Hell era una sosería espantosa, por lo menos no tenía grandes defectos; la Helles sí, pese a la nueva etiqueta. Ya sabemos que aunque la mona se vista de seda...

 

Oktoberfest

Guten Morgen, meine Freunde!

Desde ayer sábado y hasta el primer lunes de octubre se celebra en Munich (Alemania), la que se considera fiesta popular más multitudinaria del mundo entero, con más de seis millones de asistentes de parranda, juntos cada año, en la capital bávara: Oktoberfest.

Pero, empezando a mediados de septiembre y pillando por los pelos octubre, ¿por que no se llama Septemberfest? Esa es una pregunta que todo el mundo se hace, y que tiene una respuesta doble: histórica y climatológica.

La parte histórica tiene que ver con la boda del príncipe Ludwig de Bavaria y Therese de Sajonia el 12 de octubre de 1810 (aquí sí estamos en octubre), y que se celebró no solo institucional y protocolariamente, sino también con gran regocijo popular invitando cinco días después a todo muniqués a una carrera de caballos en los terrenos que se habrían de llamar Theresienwiese en honor a la novia. El evento tuvo tanto éxito que al año siguiente se repitió. Había nacido el Oktoberfest, tenía lugar en octubre y era una carrera de caballos. Qué cosas.

La estatua de Bavaria personificada preside la explanada de la Theresienwiese. Detrás, el neoclásico Ruhmeshalle.

 

La parte climatológica viene después: por vicisitudes de la vida, una delegación griega fue en 1832 a visitar la ciudad a mediados de septiembre. Para agasajarles (peloteos políticos o pelotiqueos) se decidió adelantar la fiesta para que coincidiera con su visita. Y mira tú por dónde, los organizadores se dieron cuenta de que a mediados de septiembre los días son más largos, la temperatura más benigna, y la lluvia más escasa. Hacía falta una delegación griega para que se dieran cuenta de que en verano hace más calor y menos lluvia que en otoño.

Explicado todo esto y teniendo en cuenta que la fiesta se celebra anualmente, ¿cómo es que no habíamos hablado de ella en Bebercio? ¿Acaso estaba vuestro sumiller de cabecera esperando la ocasión de ir y fardar? Pues no, vuestro humilde servidor ya había estado varios años antes de que Bebercio echara a andar. Es una cuestión de despiste puro y duro, a la que hoy ponemos, por fin, remedio.

El mencionado sumiller trasegándose un litro de birra como si tal cosa en medio del bullicio de la fiesta bávara por excelencia. Las fotos están digitalizadas de los originales en papel.

Ahora que menciono el litro de birra que me trasegaba, ¿qué cerveza se bebe en el Oktoberfest? Pues la denominada Oktoberfestbier (originalísimo), que no es más que un sinónimo de un estilo varios siglos anterior a la fiesta que nos ocupa; estilo denominado Märzen. Pasamos de octubre a marzo.

Aunque ya hemos hablado de este estilo con anterioridad, repasemos un poco: en 1553 una ley impuso en Bavaria que únicamente se podía elaborar cerveza desde la festividad de San Miguel (29 de septiembre) hasta la de San Jorge (23 de abril). ¿Por qué? Porque los calores y presiones que se alcanzaban durante la fermentación junto a las temperaturas elevadas y la mayor sequedad de finales de primavera y todo el verano hacían que los fuegos fueran moneda corriente en las casas cerveceras. Safety first, que cantaban los Brotherhood of Man.

"¡Cielos! ¿¡Cómo aguantar cinco meses sin privar?" se preguntaban los bávaros ante tamaña ordenanza. A grandes males, etc: las casas elaboradoras, llegado marzo, se ponían manos a la obra y preparaban una cerveza diferente, con más lúpulo, más malta y mayor contenido alcohólico, de modo que aguantara sin estropearse hasta San Miguel. Elaborándose en marzo, el nombre era obvio: Märzen. Y resulta que no solo duraba hasta dicha festividad, sino que aguantaba sin problemas hasta el Oktoberfest; tanto que es la cerveza asociada a la celebración.

Con el tiempo y las mejoras tecnológicas, la ordenanza se derogó y el estilo fue cayendo en el olvido en Alemania, pero siempre se mantuvo asociado al Oktoberfest. Esa es la razón por la que los términos Märzen y Oktoberfestbier son intercambiables (y sí, no me digáis que en Austria siempre fue popular y que ahora en todo el mundo hay un revival, porque me lo sé pero bastante larga es esta entrada sin meternos en más jardines).

Esta foto tal vez sea la mejor y la peor a la vez. Que la calidad es mala es evidente y se debe a que traspapelé la original, pero la había escaneado e imprimido en un folio, que es de donde la he vuelto a digitalizar, con lo que tiene mucha merma en definición. Vamos, que la trama se ve sin ampliar. Pero es la mejor porque se ve el ambientazo, las mesas llenas (hay que reservar y estar desde primera hora para tener sitio), el tanganazo de cerveza con toda su espuma... (Por cierto, "imprimido" es correcto).

Bueno, pues todavía no hemos acabado. En el Oktoberfest solo se sirve cerveza elaborada por casas muniquesas, toda según la Reinheitsgebot, y las seis cerveceras autorizadas son (en orden alfabético): Augustiner (la más antigua, de 1328), Hacker-Pschorr, Hofbräu, LöwenBräu, Paulaner y Spaten. Algunas de ellas son bien conocidas, otras no tanto; lo curioso es que, ahora que miro, no tenemos en Bebercio la Märzen de ninguna de ellas. Mira que hemos catado cinco Paulaner distintas, pero ni con esas. Si ampliáis la segunda de las fotos, veréis que estoy bebiendo Augustiner (se reconoce el logotipo, con las iniciales "JW" de Joseph Wagner, aunque esa es otra historia).

Finalmente, un apunte folklórico de los muchísimos que podríamos hacer respecto a estas fiestas: es común que los asistentes lleven ropa tradicional. No es ni obligatorio ni mayoritario, como se ve en las fotos, pero sí común. Las mujeres llevan dirndl y los hombres lederhosen; lo de ellas es un corpiño con una blusa debajo junto con una falda larga y un delantal; hay infinidad de variaciones. Lo de ellos son unos pantaloncitos cortos de cuero con unos tirantes que, de lejos, dan la sensación de un peto. Es común ver a camareras con dirndl cargadas con seis o más jarras (de litro) de birra abrirse paso entre la multitud: mi más profundo respeto hacia ellas.

Aunque no lleva un dirndl tradicional, no os dejéis de admirar ante la capacidad porteadora de esta camarera. E iba a toda pastilla, tiempo justo tuve de tomar la instantánea y apartarme.

En estos días Munich está como sardinas en lata y no se encuentra alojamiento ni de lejos. Un servidor, poco previsor, hasta tuvo que pasar una noche en el aeropuerto (una anécdota más para el bar). Aunque no deja de ser otra fiesta popular de septiembre más, como la de vuestro pueblo o barrio, con sus comilonas, su pimple en demasía, sus atracciones y sus conciertos; con todo, el hecho de que sea la mayor (con diferencia) y de que tenga tanto arraigo le da un plus que hace merecedora la visita.

Mach's gut.

Steam Brew Imperial IPA

Dentro de nuestra afición a catar cervezas de marca blanca (afición despertada por un comentario de M., uno/a de los cinco o seis lectores de Bebercio que dejan comentarios, benditos seáis) vamos con una serie muy curiosa y, la verdad, bien pensada que ha sacado Lidl.

Se la encargan a la Privatbrauerei Eichbaum Mannheim que, como su nombre indica, está en Mannheim, Alemania. De momento tienen siete distintas, todas en formato yonkilata y con un tema común que el nombre de la gama indica: Steam Brew.

¿El tema común es que son todas cervezas al vapor? ¿Elaboradas en la costa occidental yanqui según procesos antiguos? ¡No! El tema común es el steampunk. ¿Mande?

A ver, cierta recapitulación literario-cinéfila-comiquera (y videojueguil). Con obras tan importantes dentro de la ciencia-ficción como Neuromancer, de W. Gibson, Blade Runner, de R. Scott (basada en una novela de P. K. Dick), o Akira de K. Otomo, aparece y se consolida un subgénero llamado cyberpunk (sí, me he dejado fuera muchas referencias, incluso anteriores, perdón).

El cyberpunk es un subgénero de ciencia-ficción en el que se plantean futuros distópicos en los que se mezclan tecnología punta y vidas marginales ("anda, como Matrix". Pues ni más ni menos, buen ejemplo). Todo esto, sin ir más lejos, lo podéis encontrar en Wikipedia, por supuesto; no obstante, os recomiendo encarecidamente Neuromancer, Blade Runner y Akira. Y he predicado con el ejemplo previamente, no son palabras huecas, por supuesto.

Bueno, el caso es que a raíz del éxito de este subgénero, aparecieron variaciones sobre el mismo tema: una tecnología desarrollada más allá de lo que lo está en el momento de escribirse / filmarse / dibujarse / programarse la obra, un mundo distópico y protagonistas marginados. ¿Por ejemplo? El steampunk. ¿Mande?

Vale, es la segunda vez que os dejo igual, así que me disculpo. Imaginaos que, en lugar de un mundo hipertecnológico (como en el cyberpunk), tenemos uno que se ha quedado anclado en la época victoriana y todo sigue funcionando con máquinas de vapor. El tiempo ha transcurrido, y esas máquinas de vapor tienen infinidad de aplicaciones y lo abarcan casi todo. Vale, pues eso es el steampunk. Os recuerdo que steam, en inglés, significa "vapor".

"¡Un momento, sumiller de pacotilla devenido teórico de la ciencia-ficción (también de pacotilla)!" os escucho clamar. "¿Acaso no pasaba eso ya en las novelas de J. Verne o de H. G. Wells? ¡Como va a ser lo del vapor un derivado de lo cibernético!" Pues tenéis razón, qué duda cabe.

Cualquiera que haya leído las aventuras de Nemo o de Robur o La máquina del tiempo y La guerra de los mundos sabe de lo que hablamos. Y sí, son anteriores a las otras obras ciberpunkis citadas, claro. ¿Qué pasa? Que no era un subgénero, sino ciencia-ficción incipiente, maravillosa y genial. A raíz de las obras citadas, por otra parte, empiezan a aparecer equivalentes de vapor como churros, con las mismas características pero distinta ambientación. Un buen ejemplo es Steamboy, del propio K. Otomo que había realizado Akira (cómic y película), una de las obras más influyentes del cyberpunk. Bueno, pues resulta que, a su vez, Steamboy es una de las más influyentes del steampunk. Menudo fiera, este Otomo.

¿Ya estáis todos hasta la coronilla de este rollo de subgéneros de ficción? Lo entiendo, me disculpo y vuelvo a la birra.

El caso es que alguien en Lidl ha pensado "con esto del steampunk hay tema, vamos a lanzar una serie de birras normales y corrientes en latas muy deudoras del subgénero". Esa persona es genial. Hay que subirle el sueldo. Qué buena idea.

Siete personajes, como si de un manga se tratara, cada uno con su estilo y personalidad estereotípicos, en un marco 100% steampunk (marco idéntico en todas las birras) y que envuelven cervezas de estilos divergentes, desde una radler a una imperial stout. Hats off.

Hoy, con ustedes, El Joven (también conocido como "Chispa"). "El que fuera discípulo más aventajado del Maestro [otra de las birras] decidió romper con su pasado y recorrer mundo. Tras darse cuenta de que el Maestro era como un padre para él, decide volver, pedir perdón y unirse a la resistencia. Gracias a su increíble pericia, no tardó en unirse a los llamados 'valientes' [otras birras], con el beneplácito del Maestro". ¿Se puede caer en más lugares comunes?

Steam Brew Imperial IPA (The Spark - Der Jüngling). IIPA alemana. 7,8%

Catada el 8 de julio de 2021.

• Ambarina, cristalina (aunque en la foto parezca turbia), con crema blancuzca muy duradera.
• Intensidad aromática media-baja (no pega con una IIPA, la verdad): arcilla, cereal, hierba, acícula de pino, dank (lo que viene siendo porro).
• Seca, fresca, con bastante cuerpo y final amargoso pero (sorpresa) poco duradero. El caso es que te puedes beber dos seguidas.

Vale, la cuestión: ¿es industrial? Mucho. Pero, la segunda cuestión: ¿se deja beber? Sí, francamente. Última cuestión: ¿es buena? Buena, lo que se dice buena... no. Pero mala, lo que se dice mala... tampoco. Y es muy barata, y la idea steampunk tiene gracia.
 

 

Aventinus Eisbock (Tap 9)

Atención, que hay posibilidad de confundirse:

Schneider Weisse, la cervecera bávara de la que hemos catado un buen número de sus "grifos" (así llaman a casi todas sus cervezas de trigo: tap, "grifo"), elabora también unas cuantas cervezas llamadas como el monje bávaro Johannes Aventinus, autor de los Anales de Baviera.

Una de sus Aventinus es una Weizendoppelbock que no se salta un galgo y que catamos muy al principio de nuestra andadura, y que se incluye entre sus grifos con el número 6; también hemos catado esa misma cerveza con añada y envejecida tres años por la propia casa.

Pero no queda ahí la cosa: resulta que, además, sacan al mercado otra cerveza de trigo con el nombre de Aventinus: en este caso una Eisbock que, según nos informan, es la original y responde a un afortunado accidente: resulta que hasta los años 40 del s. XX la Aventinus se enviaba por toda Bavaria en contenedores refrigerados sin control alguno, de modo que era habitual que se pasaran de frío y la birra se congelase parcialmente. Esto hacía que el agua y el alcohol se separaran, resultando en una cerveza más alcohólica. Y había nacido el estilo Eisbock.

Años después, el maestro cervecero de la casa, Hans Peter Drexler, decidió recrear el experimento en un ambiente controlado, y así nos encontramos con la cerveza que hoy catamos. Para terminar de enredar la cosa, en la etiqueta no dice nada de "tap"; pero se considera que estamos ante el tap 9. Por cierto, hasta donde sé, el octavo no existe. Ya os dije que había posibilidad de confundirse.

Schneider Weisse Aventinus. Eisbock bávara. 12%

Catada el 10 de diciembre de 2020.

• Parda oscura con irisaciones rojizas, muy turbia y muy cubierta. Crema beige poco duradera (normal, con tanto grado).
• Intensidad aromática elevada: plátano dulce, frutas rojas, melaza, cereales de desayuno, prunas.
• Ataque dulzón. Paso potente y robusto, muy marcado. Final de persistencia elevada, sin amargor, con recuerdos de fruta pasa por vía retronasal. Una magnífica cerveza de trigo.

Servida en su copa en la nueva cervecería Oldenburg, Madrid.
 

 

ABK Kellerbier anno 1308

El nombre de la cerveza lo dice todo: la casa es ABK (Aktienbrauerei Kaufbeuren, bávara), el estilo es kellerbier (birras jóvenes, sin pasteurizar, sacadas directamente de la barrica en que se guardan); lo del año 1308 es cuando se fundó la cervecera y de cuando data la receta. ¿Todo claro?

ABK Kellerbier anno 1308. Lager alemana. 5,1%

Catada el 22 de agosto de 2020.

• Amarillo verdoso con toques ambarinos. Crema blanquecina.
• Intensidad aromática baja: miel, gachas. Ya.
• Seca, ligera, amargosilla y breve. Para calmar la sed.

Catada en The Stuyck Co., donde me la sirvieron en un vaso que no le correspondía pese a tener el original, que veis, vacío, al lado. Como compensación, me regalaron el original. Qué majos.

 

 

Tap 7. Mein Original

A ver... voy a contar el número de grifos que llevamos catados de la bávara Schneider & Sohn hasta el momento: Tap 1, Tap 5, Tap 6 (también con añada y envejecimiento previo), ahora Tap 7, y por ahí tenemos una de esas maravillosas rarezas denominadas "Tap X", concretamente la elaborada con lúpulo Nelson-Sauvin.

Eso quiere decir que todavía nos faltan los grifos 2, 3 y 4, y, por alguna razón, el 11. Saltan del 7 al 11, preguntadles a ellos. Por supuesto, también un porrón de grifos "X", la mayoría de ellos ya retirados (suelen ser ediciones limitadas). Pero centrémonos en completar los básicos, no nos vayamos a agobiar.

El último grifo (bueno, penúltimo si incluimos el 11, aunque igual es un 1,1 o 1.1, dado que es una versión light del 1, pero esa es otra historia); el último grifo, decía, va a ser este Tap 7 que, curiosamente, denominan "Mein Original". ¿Y por qué no es el 1? De nuevo, preguntadles a ellos. Yo me voy a limitar a catar, que esto es un follón.

Schneider Weisse Tap 7 Mein Original. Cerveza de trigo bávara. 6,5%
Catada el 28 de octubre de 2020.

• Naranja turbio con abundante crema nívea, espesa y duradera.
• Intensidad aromática media: trigo, chips de patata, cereales de desayuno, una nota divertida de espárragos.
• Grasa, sápida, sin amargor. Final de persistencia media con notas de grano de cereal.

En La Panadería, Alcalá de Henares. Es obvio que el color está alterado por las luces violáceas.

Por cierto, esta es la primera vez que apareció el yak chiquito en lugar de un elefantito, porque el camarero que veis escondido entre botella y vaso nos lo acababa de regalar. ¡Gracias!
 

 

Weihenstephaner Vitus

De Weihenstephan, la cervecera más antigua del mundo (a tan solo dos décadas de cumplir el milenio) hemos catado su buque insignia, la hefeweizen, y su birra sin alcohol, ambas formidables.

Hoy vamos con su bock de trigo, a la que le han dado un tiempo largo de maduración antes de sacarla al mercado; en RateBeer la consideran una de las mejores 10 del estilo (la segunda es una vieja conocida nuestra, la Aventinus, que hemos catado envejecida y sin envejecer, aunque la Vitus es una bock simple y la Aventiuns una bock doble).

Vale, en tan solo dos párrafos os he metido cinco hipervínculos, no diréis que no os doy referencias, propias y ajenas. Y ahora, al turrón.

Weihenstephaner Vitus. Cerveza de trigo bávara. 7,7%
Catada el 11 de mayo de 2020.

• Dorada pálida, con tremenda crema blanca, muy duradera.
• Intensidad aromática media: plátano (típico del estilo), gachas, crema de manos Nivea.
• Suave, alimenticia, dulzona. Larga, sin amargor, con nuevas notas de plátano por vía retronasal.

 Servida en su propio vaso tipo weizen en la terraza de GuXtos, Alcalá de Henares.

Gerstacker Nürnberger Christkindlesmarkt Glühwein

Ya que estamos en las fechas adecuadas, vamos a hablar de mercadillos navideños.

En Núremberg (grafía española), Bavaria, Alemania meridional, se celebra en adviento uno de los mercadillos navideños tradicionales más célebres del orbe, que recibe el sencillo nombre de Nürnberger Christkindlesmarkt, fácil de recordar. Cosa simple.

El mercadillo, en primer plano, con la mole de la Frauenkirche a la derecha.

¿Y qué se hace aquí? Pues se compran chuminadas y se pimpla. Las chuminadas son moviditas navideñas que se tiran tras las fiestas, y lo de pimplar es más variado: siendo Bavaria, la cerveza de trigo por litros parece imponerse, claro, pero hay más: glühwein.

¿Mande? Pues "vino brillante", toma ya, que es vino tinto caliente y con especias dulces. Se bebe en taza, calentorro, desde primera hora. Porque quita el frío, ya. Todos pedo desde la mañana, haciendo hueco para la birra y las salchichas a la hora de comer. Y luego no entienden por qué ganan peso o tienen problemas con el alcohol. El caso es que tiene Indicación Geográfica Protegida bajo la UE, y la gente lo pimpla en este mes de diciembre con fruición.

Hoy os traigo una de las marcas más célebres, Gerstacker, que lo embotella con sus especias para que solo lo tengáis que calentar en la taza dentro del microondas a primerísima hora y se pueda empezar el día con energía, que diría Tony el tigre. Viene en botella de litro con tapón de rosca (o en bag-in-box de 10 l), demostrando calidad.

Gerstacker Nürnberger Christkindlesmarkt Glühwein

Gerstacker Weinkellerei Likörfabrik GmbH

Chriskindlesmarkt Glühwein ggA

10%

Catado el 17 de abril de 2020.

• Rojo cereza de capa abierta (a la luz, no en la foto ni en la taza), con ribete grisáceo.
• Intensidad aromática elevada: parece una galleta speculoos metida en mermelada de frutos rojos: cereza, fresa, frambuesa; clavo, nuez moscada, pimienta negra, canela...
• Ligero, agridulzón, fresco. Taninos muy bajos. El caso es que está rico.

No es caro y se bebe muy bien. Lo que no tengo tan claro es que sea vino...

Terrasses du sud cuvée prestige

Si os fijáis al final de la entrada, donde están las etiquetas, veréis que he puesto la de "miscelánea", algo un poco raro en una entrada dedicada a un espumoso. ¿Por qué? Por temas de legislación europea, toma ya.

No me refiero a que desde la UE me lo hayan dicho, sino que dejan muy claro a qué se puede llamar vino y a qué no. Por debajo de cierto grado, que varía dependiendo de cuán al norte o al sur (grosso modo) esté la región, hay que alcanzar un mínimo para poder llamarse "vino".

El espumoso que hoy catamos, elaborado expresamente para la cadena de hoteles neerlandesa Van der Valk, viene de Alemania (me ha costado averiguarlo) y tiene un 8,5% de grado. Eso, en principio, es justo el mínimo para toda Alemania (en casi todo el país, excepto Baden, valdría con el 8%); pese a todo, en la etiqueta se nos dice que estamos ante una "bebida aromatizada a base de vino". ¿Y eso?

Pues seguramente porque han encabezado el vino original, que no llegaba al mínimo, o porque lo han mezclado directamente con otra cosa, ya sea mosto, ya otros vinos. A saber (no dicen nada ni en la etiqueta ni en Internet).

Por supuesto, dentro de la tendencia de la que ya hemos hablado a llamar de forma grandilocuente a los vinos de menor calidad, este es una sélection du sommelier y también cuvée de prestige, nada menos. Vosotros, ni caso.

Terrasses du sud cuvée prestige
Elaborado para Van der Valk Hotels & Restaurants
Bebida aromatizada a base de vino
8,5%
Catado el 26 de julio de 2020.

• Dorado muy pálido con abundante burbuja fina.
• Intensidad aromática media: pera, melocotón, membrillo, limón dulce.
• Ligero, seco pero no tanto. Carbónico medio. Final amargoso de persistencia media. No está mal.

Catado y fotografiado en el hotel Sélys (Lieja), que pertenece al grupo Van der Valk, precisamente.

Se puede comprar para llevar a casa, sale a 9 € la botella.

Engel Hefeweizen Dunkel

La última cerveza que catamos de la germana Biermanufaktur Engel Crailsheim fue su bock oscura, hace ya más de tres años. Ahora vamos a catar su cerveza de trigo, sin filtrar y también oscura.

Tuve ocasión de catarla con mi tío antes de entrar a los madrileños cines Gólem a ver la que sería la última película antes del encierro al que se nos sometió (a nivel mundial) por causa del coronavirus.

Engel Hefeweizen Dunkel. Cerveza de trigo alemana. 5%
Catada el 2 de marzo de 2020.

• Color Coca-Cola (pardo de capa media con irisaciones rojizas) y crema espesa color hueso, poco duradera.
• Intensidad aromática media: gominola de cola, gominola de regaliz negro, todo aromas artificiales.
• Dulzona (pero de edulcorante), acuosa, con acidez fresca y nulo amargor. Breve, con postgusto al edulcorante mencionado. Mala.

En el matritense restaurante Krüger, como todas las demás cervezas de esta marca catadas hasta la fecha.

White Geist

Esta es la quinta Berliner Weisse que vamos a probar y, hete tú aquí, ¡la primera no ya berlinesa, sino alemana!

Claro, como responde a un estilo, no hace falta que sea de Berlín (aunque para tener la IGP sí): en la lata que hoy catamos, que me regaló mi hermana (gracias desde aquí), especifican que es una "true authentic Berliner Weisse", así que va a ser la primera, pues. Aunque no me fío del todo, porque no veo el sello de la IGP por ningún lado. Investigaré.

El nombre es una mezcla de inglés y alemán: white geist, fantasma blanco. No es tan rara la mezcla, caramba: a fin de cuentas un iceberg es una mezcla del inglés ice y el alemán berg, una "montaña de hielo".

White Geist. Berliner Weisse berlinesa. 4,7%
Catada el 5 de enero de 2020.

• Amarillo limón, turbia, con irisaciones verdosas y prácticamente nada de crema (la que veis en la foto, nada más servir, desaparece rápidamente).
• Aromas de ciruela, cantalupo (el melón chiquito naranja), uvas, cítricos y ruibarbo. Oiga, que sí, que ruibarbo.
• Muy seca, acídica y refrescante, sin amargor alguno. Viva, ligeramente salina. Podría beberla a diario por litros.

Servida en flauta labrada ante la atenta mirada de Loxa.

Badischer Winzerkeller Baden Ortenau 1985 Riesling Kabinett QmP

Feliz septiembre a todos, y enhorabuena a quienes toméis vacaciones este mes. Ánimo a los que empezáis ahora de nuevo el curro.

Badischer significa "originario de Baden", esto es del extremo sudoccidental de Alemania, siempre bordenado el Rin desde el lago Constanza hasta la confluencia del Neckar.

Vitivinícolamente tenemos varias subregiones dentro de Baden; una de ellas coincide con la región histórica de Ortenau, justo al sur de la ciudad de Baden-Baden. Y de Ortenau viene el vino que hoy catamos.

Hace seis décadas las distintas cooperativas de Baden unieron fuerzas y constituyeron la Badischer Winzerkeller, una de las mayores bodegas de Europa, que aglutinó prácticamente todo el vino producido en Baden. Y allá por los años 80 del pasado siglo, la cadena española de grandes almacenes El Corte Inglés decidió importar varios de ellos, incluyendo este riesling.

Lo catamos ahora con 34 añazos a sus espaldas, uno de esos vinos viejos que hemos tenido la suerte de probar en La Lobita y, de momento, el último de dicho restaurante (una docena en total, no nos podemos quejar). Habrá que volver.

Baden Bereich Ortenau 1985er Riesling Kabinett QmP
Badischer Winzerkeller (importador: El Corte Inglés)
Baden Bereich
10%
Catado el 17 de agosto de 2019.

• Dorado cobrizo, limpio y abierto.
• Intensidad aromática media: setas, reducción, membrillo pasado, mina de lápiz.
• Grasa media en boca. Muy vivo en el paso, incluso ácido. Estructurado pese a la acidez. Taninos bajos, persistencia breve.

Servido con Coravin, por eso la botella conserva corcho y cápsula.

La etiqueta, enorme y llena de información, no tiene desperdicio. Así que os la dejo en estas dos fotos (arriba y abajo).

Knipser Blauer Spätburgunder 2015

Menudo nombrecito tiene esa uva, ¿verdad? Nada menos que Blauer Spätburgunder, con umlaut y todo, caramba. Seguro que es una variedad local germana rarísima... pues no. Es la pinot noir de toda la vida, solo que germanizada.

Lo de blauer significa "azul"; también os la podéis encontrar con otro epíteto, a saber, schwarzer, que quiere decir "negra". O puede venir sin epíteto alguno: spätburgunder a secas. En todos los casos se refiere a la misma uva, la misma que conocemos, por lo general, como pinot noir. Ya sabéis, las variaciones diatópicas del lenguaje, en este caso del alemán...

Nos llega desde el Palatinado (Pfalz), al sudoeste de Alemania, con un envejecimiento de un añito en barricas usadas. Se puede encontrar por veinte eurípides la botella.

Knipser Blauer Spätburgunder 2015
Weingut Knipser
Pfalz QbA
13,5%
Catado el 26 de junio de 2019.

• Cereza abierto y limpio, con ribete bermellón. Buena lágrima.
• Intensidad aromática media: mineral (crayón), ahumado, fruta roja, hoja de parra.
• Muy suave y ligero, con cuerpo bajo pero gran estructura. Fresco, nada agresivo, con un puntito pungente. Final de persistencia media con taninos cremosos. Por vía retronasal más humo, fruta roja y ese toquecito picantón. Muy agradable.

En InVINcible, restaurante amberino muy apreciado en Bebercio.

Handwerk Spätburgunder 2017

Para celebrar que hoy llegamos a las 800 entradas dedicadas al vino, vamos a catar una denominación alemana que no habíamos tocado hasta ahora: la del valle del río Ahr, cercano a Bonn.

Es una denominación (Weinanbaugebiet) peculiar en varios aspectos: es una de las más septentrionales del país, pese a lo cual el clima es soleado y bastante cálido; los viñedos se disponen en terrazas sobre el río, pero solo en las que miran al sur, para proteger la uva de cambios de temperatura. Además, es una de las escasísimas regiones vinícolas del mundo donde uno puede encontrar pinot noir creciendo sobre suelos de pizarra, algo que le da una nota mineral característica a los vinos.

El pinot noir monovarietal de hoy lo elabora Julia Bertram de forma ecológica, a partir de viñedos jóvenes y con un paso por barrica de roble de un año.

Handwerk Spätburgunder 2017
Weingut Julia Bertram
Ahr QbA
12%
Catado el 27 de junio de 2019.

• Cereza muy abierto, limpio, con ribete bermellón.
• Intensidad aromática media, que sube con la aireación. Cerezas, gominola de cola, hibisco. También una nota peculiar de guindilla.
• Algo de carbónico remanente. Ligero y fresco, con taninos bajos y cierta pungencia final. Por vía retronasal aparecen las notas minerales de las que antes os hablaba. Bueno.

Catado y fotografiado en Bij Lam & Yin, Amberes.

Cosmic Island

De la gente de Stone hemos catado únicamente su weissbier con arándanos, una rareza la mar de interesante; hoy vamos a probar una NEIPA que elaboran también en la fábrica que tienen en Berlín (recordad que tienen otra en California, y que no elaboran las mismas cosas en una y en otra).

Cosmic Island. NEIPA alemana. 7%
Catada el 6 de mayo de 2019.

• De color miel, turbia, con crema blancuzca, espumosa.
• Solamente huele a cítricos, pero muchos: pomelo, naranja, limón...
• Muy seca en el ataque, con buen cuerpo. Paso muy vivo. Amargosa, de persistencia elevada. Está rica.

Servida en su propio balón en la Polar, Madrid.