Una cerveza curiosa de una casa bastante conocida. ¿Por qué digo lo de curiosa? Bueno, se ha subido al carro de la moda alrededor de las IPAs, pero dentro de la tradición belga; a una ale rubia de toda la vida le meten mucho más lúpulo (hasta 7 variedades, incluyendo americanas y belgas) y le hacen dry-hopping.
Estoy bastante seguro de que va a ser una birra pasajera, porque el resultado es dudoso. Eso sí, nos viene al pelo para ilustrar un factor a veces pasado por alto: las IPAs no envejecen bien, se echan a perder rápidamente, incluso las mejores. Esta de hoy la encontramos casi regalada en Kulminator, Amberes, precisamente porque ya había superado en más de un año su fecha de consumo preferente.
Ya sabéis que en Kulminator son especialistas en envejecer cerveza, y precisamente por eso saben cuáles pueden (incluso décadas) y cuáles, como la de hoy, no. Y las que no, las sacan rápidamente.
- Ámbar turbia, con crema beige pegajosa.
- Todavía retiene aromas agradables, como miel, caramelo, naranja amarga, pomelo... pero ya hay notas defectuosas como cartón o polvo.
- Ha perdido casi todo el carbónico. Seca, con cuerpo medio. Final amargoso de persistencia media.
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