El de hoy no es exactamente un vino de marca blanca, aunque está muy cerca de esa noción; la cuestión es que solo se encuentra en el gigante Mercadona, pero más que ser una segunda etiqueta para el supermercado, resulta que el supermercado se queda con cuatro quintas partes de la inmensa producción de la bodega Ontañón: en la práctica la bodega trabaja para la cadena.
Hay diez referencias de Comportillo, y solo se encuentran en Mercadona. Ontañón prima la cantidad por encima de la calidad: solo una pequeña parte de la uva viene de viñedos propios, el resto la compran a cooperativas o al postor que le dé el precio más bajo. Mezclan variedades en grandes tanques y todos los procesos están mecanizados, no queda nada manual.
Hoy catamos el crianza: sale con añada, pero no me sorprendería que, en realidad, fuera un conjunto de varias cosechas. Probémoslo:
- Cereza cubierto, limpio, con ribete granate.
- Intensidad aromática media. Morapio, fruta roja pasada, escobajo, hueso de ciruela.
- Seco, agresivo, falto de acidez y mal integrado. Final excesivamente tánico. Un horror.
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