Pannepot 2009 (tras 10 años en cava)

Ya sé que llevamos cuatro vinos seguidos; mis disculpas a los cerevisiáfilos; no obstante, los números están equilibradísimos entre birras y vinillos: 799 de cada. Eso quiere decir que hoy vamos a llegar a la entrada octingentésima dedicada a la cerveza, y eso hay que celebrarlo por todo lo alto.

Para ello volvamos a Kulminator, ese templo dedicado a la cerveza sito en Amberes y considerado a menudo la mejor cervecería del mundo, y pidamos una cerveza maravillosa. La elegida va a ser una de nuestras favoritas: Pannepot, que ya hemos probado en sus añadas de 2013 y de 2016; os animo a leer las correspondientes entradas si no recordáis muy bien en qué consiste esta joya.

La cuestión es que hoy catamos una añada más antigua: 2009. ¿Y cómo es posible, si han pasado los años? Pues no se trata de una cata antigua, sino de una cerveza antigua: en Kulminator la han guardado en su cava de envejecimiento durante una década para que nosotros la degustemos. Y como es un birrote, envejece de maravilla. Recordaréis que ya hemos catado, en la misma cervecería, Orval y Rochefort 10 envejecidas también durante una década.

La cava de envejecimiento de Kulminator. Si ampliáis, veréis que en la parte derecha hay multitud de Pannepot durmiendo el sueño de los justos.

Pannepot 2009. Cerveza belga tipo Strong Ale (con 10 años de envejecimiento). 10%.

Catada el 26 de junio de 2019 en Kulminator.

• De color hígado muy cubierto, brillante, con capa cerrada. Crema beige, espesa, que desaparece hasta dejar medio dedo de espesor permanente.
• Intensidad aromática media (sí, media): frutas rojas (cereza, fresa), galleta Campurriana (muy notable), tabaco. También canela, galleta Speculoos (aunque menos que la Campurriana), caramelo de café... Al ganar temperatura aparecen nuevas notas: pimienta rosa, fruta negra (arándano, mora), caramelo... Muy diversa y compleja en nariz.
• Pese a la década, aún hay carbónico (os recuerdo que, como la mayoría de ales belgas, se refermenta en botella). Muy corpulenta, con ataque dulzón y paso tremendamente umami. Fresca, especiada y sedosa, de trago muy lento. Final larguísimo, sin amargor, bastante dulzón. Por vía retronasal aparecen reminiscencias de frutos rojos, tabaco, canela, humo... Complejísima también en boca. Muy grande.

Los años mejoran la cerveza, pero estropean la etiqueta.

Ya sabéis que hay premio para quien me diga el modelo de la estilográfica.